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Antes de llegar a salir de Cuba física y definitivamente, hubo otros intentos frustrados a partir del año 1961.
1) Operación Peter Pan.
Mis padres me consultan la posibilidad de mandarme solo a Estados Unidos a cargo de organizaciones católicas que cuidarían de mi bienestar y mi educación, algo semejante a lo que sucedió en la Guerra Civil Española con “los niños de la guerra” pero de signo distinto. Era mi padre quien mayormente argumentaba las razones y ventajas, justificando que primero saldría yo, luego mi madre y después se uniría él. Quizás a través de una intuición genética dudaba sobremanera que mi padre fuera a dar tal paso y al preguntarle si él realmente iba a marcharse detrás de nosotros, quedó callado. Posiblemente mi madre aguantaba la respiración esperando mi respuesta.
Mi respuesta fue que yo no me iba si no nos íbamos los tres. Todavía sigue sorprendiéndome esta actitud tan razonable, razonada, tan “mayor” al consultar y tener en cuenta la opinión de un niño, y es uno de los grandes recuerdos que guardo de ellos.
2) Éxodo de Camarioca.
Frustrado al declararse la Ley del Servicio Militar Obligatorio, que además adelantaba en uno o dos años (creo que a partir de los 13 o 14 años) la edad permitida a los menores de edad para salir del país para protegernos de que el imperialismo norteamericano nos fuera a convertir en “carne de cañón” enviándonos a luchar a Viet Nam.
3) (Creo que) Dos intentos de salida ilegal del país, abortados por la delación de algún infiltrado o infiltrados. Recuerdo que en uno de ellos mediaba un amigo de mi padre, también gallego, de apellido Seoane, que cumplió una larga condena. Por seguridad yo desconocía y desconeceré por toda la eternidad los detalles de estos intentos; sé que hubo detenidos y condenados, pero ni a mí ni a mi padre se nos vinculó nunca. Posiblemente, engañaron a mi padre para solamente utilizar el dinero que había desembolsado por mi salida.
4) Por razones que ignoro, la persona en España en que mi padre confiaba para ser receptor de dinero canjeado ilegalmente en Cuba, se niega en diversas ocasiones a hacerse responsable del resultado en dólares de tal canje.
Para los cubanos que no lo saben y para los que tienen una memoria cuando menos caprichosa, quiero llamar la atención de que este acto, no implicaba solamente una larga condena carcelaria clasificada como “política” sino la casi seguridad de la pena de muerte, igual que la tenencia de dinero cubano republicano, dólares, matar una cabeza de ganado vacuno (de ahí que todo el contrabando de carne se limitara al porcino y al aviar) y un largo etcétera que cambió a raíz del Éxodo del Mariel.
5) Mi padre se nacionalizó cubano en 1961, a raíz de la prohibición de que los ciudadanos extranjeros tuvieran posesiones en la Isla —¡qué curiosa paradoja con la situación actual, 50 años después, cuando sucede lo contrario!—. Lo hizo para transferir a su nombre la compra de 180 hectáreas de terreno rústico que inicialmente escrituró a mi nombre, aun cuando yo era menor de edad. La finca cayó en la segunda ley de Reforma Agraria.
Durante largo tiempo mi padre insistió en volver a su situación inicial y aquello se hizo imposible, no sé si más por parte española o por parte cubana, o ambas trabajando en contra de sus respectivos ciudadanos.
Posteriormente en los años 70, mi padre recibió numerosas cartas y avisos personales para que gestionara la activación de su ciudadanía por parte del consulado y vice-consulados españoles en La Habana, Santiago de Cuba y Camagüey. Por razones que me eran incomprensibles en un primer momento, mi padre siempre decía que más tarde se encargaría del asunto. Luego, en un momento determinado, supe por mi madre que se había obsesionado con la (absurda) posibilidad de que el gobierno español lo repatriara, dejándonos a nosotros del lado de allá. En definitiva, mi padre era también un enfermo, una consecuencia del miedo psicológico que ha inspirado y sostenido a la Revolución Cubana.
En lo que respecta a mí, yo debía haber escogido a la mayoría de edad (21 años) una nacionalidad o la otra. Creo que en su momento no lo permitieron las autoridades cubanas, pero francamente he perdido la cuenta de la verdad y la mentira y la tergiversación que rodeó todo este asunto.
De cualquier forma, una vez aquí supe que yo había nacido español y que nunca fui responsable de lo que mi padre hiciera con su ciudadanía posteriormente a mi nacimiento, por lo que no afectaba a mis derechos como español.
6) El Mariel.
Mi casa era una de las pocas privilegiadas con teléfono en la ciudad de Camagüey. Debido a esto, a últimos de abril de 1980 una amiga y yo, previa recolección de recados y números de teléfono, nos quedamos toda la noche íntegra de un sábado pasándonos el auricular de uno a otro para no perder la conexión con la operadora de Telefónica y poder así encargarnos de todo lo que nos habían encomendado. Así fue, por ejemplo, cómo salió Carlos Victoria porque yo hablé con una tía suya de Opa Locka que, incluso, me preguntó si nos incluía a mi madre y a mí en la lista del barco. Paradójicamente ni esa amiga (todavía en Cuba) ni yo salimos por El Mariel, pero sí todos a los que les hicimos el favor de enviar sus mensajes.
Al día siguiente, a las 6 de la mañana, nos recogía Fidel Ramos (q.p.d.), un compañero de trabajo, y nos trasladaba en su moto sidecar transportando un equipo de música y no recuerdo qué cosas más, que sepultaba casi por completo el cuerpo de nuestra amiga en el sidecar.
Recuerdo que a la altura de la fábrica Guarina, en la calle San Ramón, Fidel, que había acabado de regresar de La Habana de un viaje de trabajo, nos comentó que el gobierno estaba comenzando a meter dementes y presos comunes en los barcos que entonces comenzaban a llegar —evidentemente pre-dirigidos— al puerto de El Mariel. Recuerdo el frescor del amanecer cubano y cómo esa sensación y aquel rumor se me pegaron a la espalda como cuando te cae encima un bicho, una rana o un sapo, que no puedes ver. Recuerdo mi incredulidad y mis exclamaciones. Era todo tan incierto. ¿Era verdad aquello o era simplemente una trampa para que la gente se “destapara”? ¿El mar nos llevaría a alguna otra superficie o nos conducían al fondo?
A los pocos días recibimos aviso por parte de la familia de que teníamos barco en el puerto y que debíamos esperar a ser llamados. En aquel momento yo estaba de vacaciones y estúpidamente quise adelantarme y comenzar las gestiones pensando que eso ahorraría tiempo y dinero a mis familiares. Y al Departamento de Emigración (Reparto Vista Hermosa) me lancé. Entré sin necesidad de mover los pies. No era una cola exactamente, era algo así como un gran gusano, un ciempiés articulado y acomodándose a los recovecos de aquella casa convertida en oficina. Una mole humana que salía, y otra que entraba. Allí me crucé y vi por última vez a Rafael de la Torre, que salía mientras yo entraba y me lanzó una pregunta trágica: “David Lago, ¿qué va a ser de nosotros?” Yo contesté, también de forma grandilocuente: “¡No sé, pero lo que sea que no sea aquí!” Muchas veces después me pregunté por él, cómo habría podido sobrevivir en Estados Unidos con lo inútil que era. En el año 2004 visité Miami y supe que recientemente le habían asesinado.
(To be continued...)
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(C) 2009 David Lago González
5 comentarios:
Coño Lago, muy interesante tu historia.
Ponle ráapido la continuación.
Saludos,
Al Godar
Querido mío, Homero se quedó corto... ¿qué no hemos hecho los cubanos? Al menos, nuestro innato ingenio se multiplicó con el castrismo. Puedo decir que los cubanos somos los seres humanos con más imaginación y resistencia en el Orbe.
Besos. te quiero.
Karin
Akex.
Continuaré, continuaré... Bueno, eso espero, con el tiempo y un ganchito...
Pretty Karin, yo también te quiero mucho, pero sabes que a mucha gente le han pasado cosas infinitamente peores. Ésta continuará, simplemente es un poco agotadora, aunque no sé si alguna vez se llega a alguna parte.
De lo poco que sé, por ejemplo recuerdo que la historia de Bárbara fue mucho peor.
Si cuento estas cosas es porque creo que esa "pequeña historia" debe conocerse. Se que no tiene la misma relevancia pero para mí son más importantes estas historias que se cuentan en la intimidad del comedor que la de las grandes gestas, desgraciadamente estoy seria y definitivamente afectado por la credibilidad de las grandes mentes.
Querido David:
Conmovedor tu relato. Ya sabes tú todo lo que me gustaría decirte. En todo caso, espero que lo sientas a pesar de mi parquedad e incapacidad para comunicar mis sentimientos y emociones. Sería bueno reunir todos estos capítulos de nuestras vidas en un libro.
¿Pero valdría la pena?
Te abraza,
Rolando
Rolando, compañero, ¿a qué viene tanta blandenguería? Que no se diga, eh!!!!!!!
Não, "agora falando serio", como cantaba Chico Buarque. ¿De qué vale escribir todos los testimonios? La guerra la ganaron entre los visionarios y los oportunistas.
De todas formas, seguiremos escribiendo, pero ya yo hace tiempo asumí que esto era como hablar a la pared. Lo bueno es que a veces de las paredes salen espíritus que no son burlones.
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