lunes, 12 de enero de 2009

KARIN ALDREY - Refranes, paradigmas, frases...

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chisme

Refranes, paradigmas, frases, adagios y aforismos, complicada telaraña del dime que te diré.


Como dice un viejo refrán, “la matemática no falla”. Mientras en los laboratorios políticos y comerciales del mundo se planifican, elaboran, experimentan, diseñan tácticas y estrategias para controlar las mentes humanas, recuerdo a Maquiavelo, el más agudo y astuto conocedor del Poder de todos los tiempos: "Todos los profetas armados han triunfado; todos los desarmados han perecido." Es así como encontramos esta frase de gran utilidad para analizar los consabidos métodos de los que se vale el gobierno de La Habana, para permanecer y prevalecer. Subestimar el potencial de malignidad y sofisticación con que ha sobrellevado el caos por cincuenta años, es ignorar los poderosos tentáculos con los que soterradamente, ha mantenido en andas su campo de influencia y controlado las orillas. No solamente se puede hablar de las armas de exterminio físico, sino también aquellas que someten, distorsionan y aniquilan las ideas.

La sabiduría popular nos martilla en la Historia, y más que los historiadores, con sus adagios y proverbios ha dejado un legado sustancial a nuestra humanidad: “Cuanto más siniestros son los designios de un político, más estentórea se hace la nobleza de su lenguaje”. En realidad, si prestáramos más atención a las voces anónimas del hombre, hubiéramos aprendido mejores lecciones, pero siempre nos hemos dejado guiar por abstracciones rebuscadas y elocuencias engañosas, por los dioses de la tierra que han sido erigidos por la insensatez.


El joven Fidel Castro tuvo grandes maestros. Leyendo a los clásicos, a los filósofos de la antigüedad, a los genios siniestros contemporáneos, descubrimos que su trayectoria y su discurso, tenían como referencia una vasta biblioteca auxiliadora. Sus fantasías de conquistador se vieron colmadas por la lectura, incluso puedo imaginarlo escondido en un sótano, como el delicioso niño de La Historia Interminable, combatiendo a ciegas por tronos inaccesibles, escalando ciudades amuralladas espada en alto, apoderado de tribunas frente a huestes tan sanguinarias como las de Alejandro.


El amador de armas entonces descubrió que en ellas se podría encontrar su victoria, pero también su derrota, por tanto, lo primero que hizo fue desaparecerlas de nuestra geografía isleña y proveer su arsenal personal. Pero si bien esto fue sólo un paso inicial en su carrera tenebrosa hacia la perennidad, las voces de ultratumba de su niñez sobrevinieron a su bipolaridad para llevarlo de la mano por esos caminos del mundo donde todo es posible. El alumno devino maestro, y nació la red del oportunismo. Muy bien hecho, desestimado Presidente, usted sí que ha sabido desunir el pensamiento. No le echemos las culpas al genoma ibero-africano, que ya de por sí nos ha traído el sinsabor de la anarquía y el egoísmo, no le echemos las culpas a la indolencia, que dicho sea de paso, algunos piensan que se debe a las condiciones climáticas del trópico, ni siquiera responsabilicemos a nuestra candidez de pueblo inmaduro, porque América Latina prácticamente estuvo en los pañales del nacimiento y la muerte desde los comienzos, tampoco inculpemos a todos los tarados que nos gobernaron, del Río Bravo a la Patagonia, porque allí estuvieron por algo y hay una cosa -hoy por hoy una mezcla de antigüedad con new age- a la que le dicen karma que quizás lo justifique. Pero existe la responsabilidad individual, y a veces me pregunto si esto tampoco lo hemos aprendido, a pesar que es la base del comportamiento social. ¿O quizás nos guste regodearnos con los escenarios bullangueros, la fascinación por el debate feroz que probablemente nos haga desahogar todas las frustraciones de estos cincuenta años sin racionalidad, pero sí con mucho terror, padecimientos de toda índole, marginación y exilio?


La Habana lo sabe, vaya si lo sabe, además de su hermoso Malecón, ahora plagado de turistas en busca de orgías, drogas y alcohol, mantiene detrás de su fachada uno de los grupos más perniciosos de nuestra historia: los científicos expertos en enfrentarnos (leyendo a Hitler el pequeño Castro descubriría muchas cosas). Estos individuos nos atacan por los cuatro costados, a todos los niveles, informático y publicitario, se arrastran por las arenas internacionales entre las sombras, crean organizaciones culturales donde aglutinan a los de allá y los de acá con el objetivo de debilitarnos, se infiltran hasta en nuestros armarios, nos manipulan y los aplaudimos, porque saben cómo construir retablos, aparentar lo que no son, confundir, provocar, dividirnos mientras se ríen a carcajadas en Empedrado y Monserrate o Villa Marista. Si hemos llegado al punto en que no podemos diferenciarlos, por qué no, démosle el gusto, halémonos las greñas, escupamos a fulano y a mengano en los Forums, derribemos las estatuas de nuestro patrimonio cultural, ensuciemos a los que nos representan, esos que a capa y espada han logrado que se nos reconozca como una entidad respetable, pisoteemos esos logros y limpiémonos con ellos el trasero. Con eso demostraremos que la algoritmia de Divide y vencerás nunca se equivoca, la Matemática es así, exacta y demoledora.

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© 2009 Carmen Karin Aldrey

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