sábado, 4 de abril de 2009

OPORTUNISMO DEL ABSURDO

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Yo fui educado en la religión católica y siendo niño entendí que Dios todo lo ve y que Dios está en todas partes. Verdaderamente no me detengo a pensar mucho de acuerdo a los cánones de nada, y tampoco los religiosos. Pero es obvio que me debo a la cultura resultante. En definitivas pienso que no hay mejor religión que la de no hacer daño a nadie, aunque a veces se hace daño a otras personas inconscientemente. No es un daño que implique delito de sangre, pero, por por poner un ejemplo, pienso que cuando a mi madre le confesé las razones (a pesar de ser razones de honestidad) por las que anulaba mi inminente matrimonio heterosexual en cierta ocasión hace bastantes años, le infringí el dolor de una confirmación que ella albergaba no escuchar jamás. En ningún otro momento he atentado contra nadie deliberadamente, ni de forma directa o indirecta a través de posiciones personales y, debería añadir en sentido general, a consecuencia de arrobados actos de fe o de mezquinos intereses. Y especifico “en sentido general” porque, por suerte y/o por desgracia he sido y soy una persona profundamente descreída, sobre todo políticamente e ideológicamente hablando, y no creo sino que soy coherente con una verticalidad ética como proyección ante la vida, importándome muy poco la degeneración circundante.

Ahora bien, con esa especie de duda y confirmación (de dudosa confirmación, o de confirmada duda), yo sigo preguntándole a Dios porque no alumbró, ni ha alumbrado jamás y sigue sin alumbrar (a ser posible, con corriente alterna de 220 v., o más, si la hubiera —perdón por mi ignorancia), la mente y la obcequedad perniciosa de los “creyentes” puros, impuros, equivocados, aprovechados y asquerosamente persistentes que reciclan una y otra vez la mala historia que nos ha tocado vivir en su afán de perpetuarse como románticos, y convierten 50 años de comunismo cubano en 100 años de vida recondenada porque nos persiguen como malditos fantasmas por todas partes a las que se nos ocurre huir y serán siempre los causantes de la muerte sin sangre de otras personas verticalmente honradas y éticas que existen, sé que existen y espero que sigan insistiendo aunque constituyamos una minoría, y esto va desde Fidel Castro hasta Carlos Franqui, Martha Frayde, beneficiarios de vergonzosos premiecitos con nombres de mártires o de gestas, premios y galardones donde escasamente alguna vez se ha gratificado el talento, representativos del comunismo cubano a gran escala, Abel Prieto, Raúl Rivero, tenebrosos participantes de horripilantes programas de televisión miamense, y todo tipo de gente que representó una cosa para posteriormente representar lo contrario. A este paso Fidel Castro será el próximo en presentar su versión de cómo Fidel Castro traicionó su Revolución —por muy absurdo que esto pueda parecer—, y cuando lo haga será recibido a bombo y platillo por ese esperpento llamado Exilio, será profusamente aplaudido y re-elevado a la categoría de héroe en aras del romanticismo.

Es más, yo le pregunto a Dios por qué nunca les puso una pistola en sus manos y escayoló esas manos de manera que el tiro saliera en una única dirección: la sien.

© 2009 David Lago González

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RAUL RIVERO_EL CULTURAL_Resized

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada palabra en esta cronica es la pura verdad, y a veces quiero creer que algunos de esos individuos quieren ser satiristas.
Me acuerdo que en la unica novela de Leonardo Padura que he leido, resulto que el pobre Fidel fue traicionado por sus ministros de gabinete ya que todos eran batistianos!
Tengo que creer que LP queria ser humorista, pero no me cae bien su sentido de humor.
Saludos de un lector fiel, CS.