domingo, 29 de marzo de 2009

LA OFENSIVA DEL DIÁLOGO

 

3_11_05_littleplanes ¿Alguien recuerda la etapa del diálogo con “personalidades representativas de la Comunidad Cubana en el exterior”?

Desde hace días había comenzado este texto con esa pregunta, pero entremedias ya ha habido algunas variaciones en el veloz y cambiante éter del comentarismo político-intelectual del Off Cuba y no referirme a ello resultaría falso de mi parte. Soy profundo sabedor de la inutilidad de exponer las ideas, pero el hombre hace cosas sin sentido continuamente y no pasa nada salvo que se apilan unas sobre otras, y en los actuales tiempos cibernéticos se multiplican geométricamente pero también pasan al olvido con la misma celeridad. Si hechos considerablemente mas trascendentales son consciente o inconscientemente transformados y relativizados, qué va a quedar para las pobres palabras, sobre todo para las que deberían haber ido llenando y conformando la pequeña historia de un país de mentira.

En mi pobre opinión personal, en Cuba, con su actual y cincuentenario gobierno y estado, no ha existido ni un solo hecho o minúsculo acto que no haya sido minuciosamente calibrado en su origen con años de anticipación. Otra cosa es que sea absolutamente impredecible valorar con el mismo cuidado el alcance de la deflagración. En todo caso, si todo de entrada no es tan maquiavélico como lo imagino, entonces pienso que sobre la marcha se han ido incorporando la aparición de otras ventajas y desventajas anexas como efectos secundarios.

En los años 70, sobre todo en su segunda mitad, eran pocos los que realmente pensaban y contaban con posibilidades reales para salir legalmente de Cuba, y el hacerlo de forma ilegal topaba con una vigilancia férrea. Muchos de los jóvenes de aquel momento —que, recuérdese, éramos los descarriados faltos de fe y convicción tanto en la revolución como en su contra—, habríamos terminado paulatinamente pasando a la conversión (siempre falsa, claro está) o a la cárcel, pero al parecer ésa no era la deducción ni los intereses del Estado. Éste llevaba años enfrascado en tareas de marketing y manipulación y en cosas mucho más oscuras que no vienen al caso en este momento y por la razón por la que traigo a colación todo lo que intento exponer sin que ello se desboque por sí solo. La utilización del movimiento hippy norteamericano —que hoy todo sería llamado como “izquierda norteamericana” cuando yo considero que la actitud, más que ideología, de estos muchachos estaba tan en ciernes como la nuestra— brindándoles un país, rectifico, un stablishment, que les suministraba los condicionantes propios de la época que a nosotros, sus hijos naturales, nos negaba; la utilización y financiación y promoción nacional —y no sé si internacional, ya que entonces estaba dentro de Cuba— de los antiguos Peter Pans y cercanías reagrupados a la recherche de las raíces magnificadas que los naturales despreciábamos; fueron confabulaciones de largos años, en las que tuvo mucho que ver un señor que al escritor Jorge Edwards se le presentó un día como “el Capitán Jesús Díaz”. La apariencia de lo natural les conduce a un diálogo previo, casi informal, que compromete a otro diálogo posterior, y formal, en el que a los interlocutores del primero se han añadido lo que creo que el propio Fidel llamó como “personalidades representativas de la comunidad cubana en el exterior” y a los que, según los conocimientos con que contábamos los simples mortales insignificantes, acompañaba una larga fila de signos de interrogación y admiración. Todos ellos determinaron permitir la entrada de los gusanos que habían salido del país y que no tuvieran delitos de sangre. Los gusanos que no habíamos salido nos quedamos muy confundidos pero mucho más los miembros —y “miembras”, en honor a Bibiana Aído, nuestra Ministra de Igualdad— del Partido Comunista de Cuba que durante décadas habían obedecido a rajatabla la orden de no comunicarse con sus seres queridos apátridas, que tuvieron, no solamente que saludarlos sino agasajarlos de la mejor manera posible. Y entonces los gusanos rompieron en mariposas.

Este tema es algo que necesita mucho espacio por sí sólo y únicamente le traigo a colación por su condición de “resultado” de un diálogo. A la metamorfosis sucedió un insostenible estado personal, social y político del más exacerbado éxtasis, con sus picos y sus caídas, que yo creo que habrían conducido a la debacle absoluta de la Revolución de haberse prolongado un poco más en el tiempo. Era, pues, necesario canalizarlo. En cambio, fueron conducidos hacia los sucesos de la toma de la sede diplomática peruana en La Habana y al éxodo del Mariel, con el resultado del devenir de la historia hasta el momento actual. Pero quiero volver sobre el hecho del diálogo.

Sería muestra de ingenuidad profunda —y alarmante, o torticeramente interesada— considerar que ese diálogo fue concebido espontáneamente en Estados Unidos por personas vinculadas a Cuba pero no de forma determinante. En todo lo que concierne al estado cubano, el único que marca reglas y condiciones —e incluso se pavonea de ellas— es el todopoderoso y omnipresente estado cubano. NO HAY DIÁLOGO. Existe sólo la apariencia del diálogo para algo que encubre sus propósitos. Esa “apariencia” ya de por sí les beneficia, porque uno de los gobiernos más totalitarios y más sutilmente maquiavélicos del mundo queda entonces como algo tan magnánimo que no sólo tolera a quienes divergen sino que incluso está dispuesto, y lo hace, a sentarse frente a frente, a rebajarse incluso a escuchar cosas que les ofenden, con tal de que reine la equidad del rey Salomón. Si Cuba (gobierno) hace eso con otros estados mucho más poderosos que él, cómo y por qué no lo va a hacer con “intelectuales” que no son sino triste resultado de sus experimentos y que Cuba-gobierno conoce a pie juntillas, porque tanto ellos como todos somos hijos y consecuencias de 50 años de horror pacientemente pulido hasta la más absoluta exquisitez.

Cualquier lugar lo es, pero España particularmente es un lugar propicio para la expansión promocional de la Revolución Cubana. Es triste pero es la verdad. Desde diciembre del 2008 se viene produciendo una ofensiva de marketing de este singular accidente e incidente histórico que nos ha tocado vivir a unos cuantos. Naturalmente, todo viene desde mucho antes, todo nunca ha dejado de pasar y avanzar, todo nunca ha parado. En la fecha mencionada, los faustos tuvieron lugar en Casa de América-Madrid con la representación oficiosa de Reinaldo González y ante mi estupefacción y protesta (aquí, aquí, aquí, aquí) y ante la pasividad e indiferencia de la mayor parte de “personalidades representativas de la comunidad cubana en el exterior” (...) En enero de este año se repitieron dichos faustos, ya de forma más oficial y organizada por la Embajada Cubana en Madrid y ante la protesta oficial de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. A últimos de febrero o primeros de marzo le toca el turno a Casa de América-Catalunya (aquí) con la representación oficiosa de un Víctor Casaus del que nadie habló y de Senel Paz en su papel del asesino de los tres negritos en el teatro bufo de Candita Quintana, en el que también tomaban parte otros intelectuales del Off Cuba. Y finalmente todavía colean los efluvios del futuro cubano disertado en el CCCB (aquí, aquí,), con la representación oficiosa de un jiribillo de apellido Guillén y de un grupo del Off intelectual liderados por Jorge Ferrer. ¡Y no hemos cerrado el trimestre! Apretada viene la agenda del In-Cuba marketing, pues para la preparación de un evento al otro a veces apenas dejan una semana. ¿Es ello posible?

Por supuesto, es importante dialogar. Es bueno, razonable. Saludable. Razonablemente saludable. Sobre todo cuando se produce entre políticos con algún tipo de solución en las manos. Cuando se hace entre intelectuales e “intelectuales” se llama más bien tertulia, charla diletante o actividad cultural. Y el diálogo, además de un fin, tiene también fin. Se llega a un acuerdo o no se llega a nada, y en este supuesto no se convocan más diálogos inútiles. Pongamos un ejemplo cercano: el gobierno Zapatero dialoga con ETA, muchos protestan, muchos lo creen oportuno, pero no llegan a ningún acuerdo —por el contrario, hay más muertos—, y entonces el diálogo se rompe. Bien, ¿hasta cuándo se va a utilizar dinero de mis impuestos para pagar las bonitas apariencias de distención entre In-Cuba y Off-Cuba personificadas entre gente que no tiene ni el más remoto poder de cambiar nada y que con mucha suerte lo más que podrán hacer es modificar algo en sus curricula vitae? Conste que quiero seguir como el tonto de Martí creyendo en el mejoramiento humano de los participantes.

© 2009 David Lago González

4 comentarios:

Luife Galeano dijo...

En tanto en cuanto tengamos en la Presidencia al ínclito Zapatero y en Asuntos Exteriores al gelatinoso Moratinos, prepárate para escuchar la metamierda progresista que, llamándose demócrata, reverencia al Máximo Líder y bebe por sus labios.
España, ya de por sí obnubilada por los trasiegos revolucionarios de América Letrina, jamás entenderá la democracia cuyos conceptos de Libertad e Igualdad se les escapan entre los dedos.
Un a lástima pero es así. Más nos valdría dejar de pagar impuestos.

Zoé Valdés dijo...

Muy de acuerdo. Más tarde le pongo link.

Anónimo dijo...

Su opinion personal no es pobre, vale oro. De paso, que es eso de titular el encuentro en la Casa de America-Catalunya como Cuba i els seus futurs? Por que en plural? CS

David Lago González dijo...

Ja ja. Pues, CS, apenas puedo concebir lo del singular..., lo del plural ya me resulta como galáctico.
Un saludo.