MOLESKINE (7)

 

Esta mañana los dioses del Olimpo, los semi-dioses y todas las categorías inferiores me han sido propicias.

Como es usual, me levanté un poco despis(tado). Había soñado con un extraño viaje a la playa de Santa Lucía en compañía principalmente de un amigo, gran y querido amigo que entró definitivamente en la espiral de la locura, y con el primero y último y creo que verdaderamente único amante que tuve en Cuba y del que siempre pensé que yo significaba mucho menos para él hasta el día en que nos despedimos para siempre en la puerta de mi casa en La Vigía. Finalmente el sueño se resolvió como los buenos libros que se quedan cortos, y yo me desperté.

Después de organizar mis downloads del día anterior, tomarme el zumo de pera con las vitaminas, orinar dos veces, cepillarme los dientes con mi Oral B eléctrico, volví a la obsesión que tenía entre ceja y ceja desde el viernes pasado: mi reclamación ante el Defensor del Pueblo por la celebración del 50 aniversario de la dictadura castrista. En la carta había citado mi certificado de nacimiento español y, como si Tinker Bell me guiara, me dirigí hacia un maletín o portafolio, lo abrí ¡y fue lo primero que encontré! En ese momento me convencí de que, al menos hoy, “God is on my side”. Terminé de fotocopiar, firmar, digitalizar, fotocopiar, imprimir lo que iba a mandar, y salí hacia el correo. Ya me había tomado un vaso de leche para conjuntamente tomarme los prozacs, los ansiolíticos y los anti-retrovirales, pero de todas formas pasé por Wooster a rematar la faena con un café expresso-italiano que ya tengo a las muchachitas lo suficientemente aleccionadas como para que me lo hagan siempre a mi gusto; pero ante la vista de las deliciosas magdalenas que allí mismo hornean, cambié de idea y me tomé un café con leche y dos “(maría) magdalenas”, como dice mi amigo Gil (obrigado, meu amor). Le pagué a Vanesa pero, como el dueño no estaba por ahí, me devolvió los 10 euros y me dijo “Vete.” Volé.

Así, enfilé hacia la estafeta de correos. Pensé llevar la carta en mano, pero hoy llueve y sopla un poco de aire, lo cual es molesto. Así que la mandé de forma urgente. El funcionario de correo estuvo tan tan tan amable (solícito y galante) que casi eyaculo sin necesidad de tocamiento alguno. Encarecidamente me repitió “No pierda usted el numerito” (que me había dado).

Y subí, todo Francisco el Grande camino de la Plaza de la Cebada. Crucé la calle para meterme en una mini-feria de artesanía y misceláneas traídas del Oriente, del oriente de Madrid. Me compré una pulsera (bracelet) verde viejo y maltratado, y también un gorro negro para mi calva rapada.

Luego me encontré con un chico que está en la calle (no es lo mismo estar en la calle que hacer la calle) y que ya le sigo desde que comenzó a descender por la barranca abajo y sin freno, unas veces está por el Mercado de la Cebada, otras aquí enfrente de mi casa, en la iglesia de San Cayetano, y he visto la paulatina transformación, el cambio de color de la piel, la correspondiente apoyatura en el desquicie mental (bueno, el desquicie siempre es mental ¿no?), y me puse a hablar con él y le dejé un euro.

En fin, esta mañana he estado extrañamente..... extraño. Quizás se deba simplemente al hecho inusual de exigir mis derechos y pedir justificación por el quebrantamiento de ellos. It’s gonna take a lot of time... me canta al oído Nicolette Larson.

© 2008 David Lago González.

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INSERTO AQUÍ LAS IMÁGENES DE LA CARTA DIRIGIDA AL DEFENSOR DEL PUEBLO PROTESTANDO FORMALMENTE POR LA CELEBRACIÓN EN CASA DE AMÉRICA DEL 50 ANIVERSARIO DE LA DICTADURA CASTRISTA. Pulsad sobre cada imagen para ampliarla y poder leerla mejor. Como autor de la misma y total responsable, PROHÍBO TERMINANTEMENTE LA REPRODUCCIÓN DE LA MISMA EN OTROS BLOGS o WEBS, porque si todos han preferido cuidar sus intereses creados y los comprometidos, no permitiré que ahora nadie reproduzca mi reclamación formal por tan lamentable hecho en Madrid.

El silencio y el desinterés mantenidos por la totalidad de la colonia cubana, tanto en Madrid, Miami, New York, Montreal o cualquier otro sitio, demuestra claramente la ética de cada cual y pone de manifiesto la muy razonable duda acerca del alcance y profundidad de su tan cacareado patriotismo, cuando no son capaces de renunciar a una institución que les invite a charlas y conferencias o que les permita, previo pago, presentar sus libros mayormente autofinanciados por eso otro que tanto ahínco parecen poner en defender.

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Personalmente, cuando esta tarde regresaba de mi colocación (ayudo a Jessica Tandy a subir y bajar del coche), me di cuenta que por primera vez en casi 29 años he sido capaz de manifestarme formalmente en contra de algo que consideraba desatinado y burlesco, me he sentido y me he sabido verdaderamente libre y por breves momentos he sido feliz, y nuevo, paradójicamente como si yo fuera el hombre nuevo.

© 2008 David Lago González

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