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En verdad creo que el asunto ya no da para más y todo lo que uno pueda decir en su contra, va también en contra de uno. Todo es tan pobre, los argumentos, las razones, las justificaciones (que si son verdaderas sólo existen en sus cabezas, cabezas que se creen de "geniales artistas"), la edad de los insultos que nos profesan (a los cubanos) que en realidad fueron insultos que muy pronto asumimos como honrosa categoría (con la que nunca jamás se identificaron muchos de los intelectuales del patio, pseudo-intelectuales e intelectualoides, con todo el desprecio que en ellos ha depositado Fidel al referirse a esa casta que la misma Revolución creo y que obedece a sí misma y a su creación), la repetida y aburrida falta de respeto, sobre todo, hacia las personas que hemos huido del comunismo con un mínimo de dignidad, pretendiendo, acertada o equivocadamente, mantener, reconstruir, fortalecer o crear de la nada una razón ética para vivir... ¿Qué sé yo de los propósitos de Juanes al querer dar ese concierto en la Plaza de la Revolución? ¿Puedo afirmar acaso que fuera una iniciativa de Juanes y no una proposición de La Habana? Sólo viví en Cuba revolucionaria desde el año 59 al 82 (más los años de insurgencia), pero me bastaron para darme cuenta del maquiavelismo de Estado. Además he leído un poco; conozco, sin ser un experto, lo que aconteció con aquellos países que el pasaporte español de los años 50 (que tenía mi padre) prohibía visitar y que eran considerados "satélites de la Unión Soviética". Sé lo que pasó en esa gran extensión de territorios adheridos, tanto antes como después de Stalin. Sé también lo que pasaba en España, en lo más sur del cono sur, y en lo más al norte también. Lo que ha pasado con China, y toda la parte asiática. También Corea del Norte, pero ya con un grado de indiferencia mayor. En Estados Unidos. Yo leo, oigo, contemplo, saco mis propias conclusiones que no obedecen a ninguna disciplina de partido ni a ninguna obcequedad ideológica. Tengo cultura religiosa, pero no tengo una religión a la que me deba en cuerpo y alma. Y tengo experiencias, claro. Todo eso hace considerarme una persona casi normal, interesada por lo que transcurre a su alrededor y con un mínimo de energía destinada a intentar comprender, tanto a mí mismo como al otro. Si los demás no hacen ningún esfuerzo por conocer y saber, ése es su problema. Pero si Miguel Bosé cree que no necesita de la vida real porque fue mecido en brazos de Picasso y lo bautizó en la santa, católica y apostólica Iglesia, y porque se cree pertenecer a una aristocracia cultural que le dieron el matador de toros y la actriz italiana que era buena pero a la que el machismo ibérico no permitió seguir con su carrera artística, machismo que ella asumió parece que con agrado, para seguir moviéndose en un mundo de acérrimos machistas (Picasso, Hemingway, etc.)... en fin, ¿quién va a corregir el árbol torcido? La vida de Miguel Bosé, por tratar de esconderse más, es más conocida y pública, pero yo no voy a entrar en esos detalles. Da igual. Qué más da la vida de los participantes que han tenido voz (o han hecho uso de la lengua) en esta exposición de justificaciones y descalificaciones (hacia nosotros los cubanos). La única importancia que pueden tener esas vidas se queda en sí mismos, como mi propia vida. ¿A quién le importa más? En eso somos iguales. Pero yo no soy una figura pública. Mis palabras se quedan en este blog; las de ellos aparecen en los periódicos y televisiones, al menos, del mundo hispano; por lo tanto deberían tener un poco más de cuidado con su alcance mediático y en función de qué lo ponen. Ellos han hecho carrera; yo sólo me he movido entre el ostracismo estatal cubano y el ostracismo "exiliar" cubano, bastante parecidos, salvo que el exiliar no tiene poder ni un estado detrás para encarcelarte por lo que escribes; lo que deviene finalmente en un ostracismo personal. Parece que mejor suerte han tenido estos cantores que, a pesar de haber cruzado por dictaduras, narcotráficos, guerrillas marxisto-cubanas y demás sarandajas, han podido consolidarse en lo que siempre gustaron hacer.
Sigo pensando que el artista, no importa cuál sea su arte, cuanto más lejos está del poder, mucho mejor para su salud artística, personal, espiritual. No son ellos los que brindan su apoyo a causas, presidentes, dictaduras, democracias, ideologías, religiones, narcotraficantes; son todos estos los que utilizan su arte --genial, bueno, mediocre o pésimo-- para promocionarse y estar continuamente ofreciendo nuevas máscaras a un mismo y viejo y gastado rostro.
(C) 2009 David Lago González
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1 comentario:
Excelente, y ¿qué te parece que 24 presos políticos apoyan el concierto? Ya sé que por apoyar los cubanos apoyan una pared, es increíble, pero cierto. Yo seguiré diciendo lo que pienso.
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