martes, 30 de septiembre de 2008

MOLESKINE (4)

moleskine_whitejacket Las atroces caídas en la Bolsa, o de la Bolsa —no es lo mismo caerse en La Bolsa que La Bolsa se caiga—, son algo sumamente complicado como para que las escasas neuronas que me quedan puedan comprender lo más mínimo. ¿Por qué no acaban de aprobar el plan Bush? ¿A qué llaman “socialismo para ricos”? ¿Puede suceder algo que cambie mi vida material para mejor o para peor? Sí, ya sé: Africa (“I thank the rain down in Africa”, como canta Toto), pero, chica, algo bueno tenía que sucederme: no nací ni vivo en Africa.

Por otra parte, El País sí trae un titular trepidante, “La noche infinita de Cocó Ciëlo”, escrito por una tal Patricia Ortega Douz. También un artículo bobo de Jorge Edwards. Pero el que a mí me gusta es Cocó Ciélo y su noche infinita en la que lo mataron a botellazos dentro del portal de su casa. ¿Por qué me atraerá tanto el macarrismo???? Debe ser porque de niño me llevaban al Mercado de Abastos de Santa Rosa, donde se compraban platanitos manzanos en la venduta de Chano, carne de primera en la carnicería de la saga Carbonell, pollos vivos más adentro y ajíes cachucha que le gustaban mucho a mi madre, al mismo tiempo que me llamaba mucho la atención lo que pasaba y lo que imaginaba en los bares de putas, los traganíqueles, los chulos con sus guillos de oro y otros señores que serían los clientes, y el fru-frú de las sayuelas almidonadas. Pero luego llegó Fidel y me salvó de todo eso.

Me senté en la rotonda de la Plaza de Cascorro a tomar el sol y ver el periódico. Todo estaba bien hasta que llegó un puto fumador: un día voy a asesinar a alguien que fume, sobre todo si son Ducados. Bueno. De la lectura saltaba a la reflexión curiosa de vivir en dos países donde los colonizadores comparten el prestigio de ser héroes y villanos a un mismo tiempo, y me doy cuenta que para una buena parte de la sociedad esa confusión pervive tal cual, actualizada en otros personajes que prefiero no convocar mencionándolos.

Algo que me llama la atención es el adelanto de publicación de 52.000 cartas políticas que Norman Mailer dejó en alguna parte, y el atentado fundamentalista contra el editor inglés de “La joya de la Medina”, escrita por Sherry Jones. La muerte de Nouhak Phoumsavanh, ex dirigente comunista de Laos —que en él se ensuelva, como se dice con las animales (también lo dije cuando murió Jesús Díaz)—. Una pija documentalista que dice que “el Emmy es un peligro, parece un arma terrorista”, pero seguramente irá a recogerlo —claro, los españoles somos estúpidos, lo certifica Javi Bardem--. Y en la parte baja de una hoja, a la derecha, una discreta promoción de dos libros sobre Cuba: Fernando Ravsberg con “El Rompecabezas Cubano” y Richard Gott con “Cuba: Una nueva historia”.

No sé quién es Richard Gott, ni pienso leerlo, pero me pregunto, casi me rompo la cabeza pensando qué querrá decir con “una NUEVA historia”...

© David Lago González, 2008.

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domingo, 21 de septiembre de 2008

JUSTICIA POÉTICA (“Las perlas del burdel” o “El burdel de las perlas”)

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Existen subjetividades adquiridas tras el paso y el peso de la historia y el tiempo —en fin, las circunstancias de cada momento— que van infiltrándose en el individuo y mutándose en algo parecido a un rasgo genético más. Eslabones que realmente no tienen nada en común con el ADN y que escapan, incluso, a condicionantes socioculturales, redondean el carácter de una persona.

Por ejemplo, quiero llamar la atención en cómo influye el pasado político de un país-sociedad sobre sus ciudadanos muchos años, siglos, después de que la realidad de ese país le ha hecho devenir en otra categorización. La fuerza de un pasado imperial, la arrogancia, el orgullo de haber sido una potencia, aun cuando ello en fin de cuentas, mirándolo desde una óptica actual, pueda resumirse en despotismo y feudalismo, son abalorios humanos que escapan a casi toda comprensión. Ahí tenemos a la Gran Madre Rusia que sólo ha abandonado su altivez zarista durante la glasnot y la perestroika y el desorden y la confusión que siguió al derrumbamiento del comunismo convencional, disfrazándola con el Poder de los Soviets durante largos 70 años. Hasta personajes de tan enorme peso como Aleksandr Isáievich Solzhenitsin —que no nos abrió las puertas de los gulags pero sí fue prolijo en los lamentables detalles de esas reservas condensadas del horror—, manifestaba públicamente su simpatía hacia Vladimir Putin como actual Zar de Todas Las Rusias, sirviéndole con la dedicación de un siervo de espaldas a los desmanes de su señor. Claro, uno no nació en un imperio derrotado y humillado por el proceso y el avance de la imparable historia, y a mí particularmente se me escapa en qué puede consistir y cómo se siente —y cómo sabe uno que lo siente— el orgullo imperial, porque los que nacimos en colonias, y sobre todo en aquellas colonias que ni siquiera tienen un pasado pre-colombino imperial como es el caso de Las Antillas, carecemos hasta del sentido indigenista que mantienen países como Méjico, Perú o Bolivia. Somos —o soy, al menos— incapaces de sentir nada parecido, y por ende tampoco tenemos, en nuestro caso particular, el sentimiento y la actitud de mansedumbre de esos pueblos largamente vapuleados, precisamente, por los desmanes de los imperios que les vencieron y sucedieron y que ya, tras siglos de guerras, particiones y nuevos repartos de fronteras y territorios, han dejado de tener el poder real que una vez ostentaron. Pero no han abandonado su poderío porque ya ese porte, presunción, garbo, gallardía, prestancia, ha pasado a formar parte de su sangre y de sus genes (y nótese que solamente he utilizado palabras amables, pero que no por ello olvido que también poseen otros rasgos más altivos).

He citado a Rusia (incluyendo en ella la etapa rebautizada como Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), pero no olvido a mi país España, profundamente traumatizado por el quiebro con que se cerró su vasto imperio trans-atlántico, doble y terriblemente humillado por los bríos de una nueva potencia emergente, vulgar y bastarda, que pasó de colonia a imperio antes de que pudieran darse cuenta. Imperdonable asunto. Creo que todavía no acaban de creérselo del todo. Para desgracia nuestra —y mía, también como cubano— el resquemor, resentimiento y eterno enfrentamiento entre vencido y vencedor nos atañe tan directamente que nunca han podido olvidar, ni comprender mucho menos, que a nosotros nos trae al pairo ser La Perla o El Burdel de uno o de otro si al fin y al cabo siempre vamos a ser de alguien. Este maltrecho orgullo imperial español ha devenido en un paternalismo que retomó Franco re-activándolo a partir del triunfo de La Revolución con su colega militar de ultramar, y re-embellecido a partir de la transición y con distintas variantes de color pero utilizando siempre la misma seda durante el resto del tiempo que llega hasta hoy.

La contrapartida, los side effects que en América Hispana crearon siglos de servir como cuerpo de expolio han sido la sub-estimación de nuestras naciones y el mal endémico de ver en nuestros países al arribar al poder como aquel mismo lugar insignificante que sólo se utilizaba para despojarlo de sus riquezas. Sí, todo eso revestido de todos los “ismos” habidos y por haber, menos el geográfico que es el único real. Los demás, excusas para encubrir desatinos y ese triste complejo de inferioridad que nos dejaron siglos de conquista, colonización y, sobre todo, repito, expolio imperial español. ¿Pueden entender ellos por qué históricamente en las altas estancias políticas hispanoamericanas se han sucedido caciques, caudillos, dictadores, tiranos, fascismo-nazismo-comunismo y hasta ya por último la más barriobajera imagen de latin macho-cantante-pastor bíblico televisivo y militar paternalista? La consecuencia acumulada de la colonización. Sólo somos una “raza” que principalmente provenimos de la arrogancia europea: la otra cara de la moneda, lo que sembraron y lo que se recogió porque durante esos primeros siglos no existió nunca una emigración de construcción, un propósito inicial de asentamiento. Todo está en la sangre, en los genes también.

¿Y qué respuesta le damos —más allá de las obvias— a esta oleada que no cesa, este tsunami humano de descamisados en busca de un bienestar del que históricamente les corresponde alguna porción? He oído que hay un término anglosajón que es, incluso, bonito: poetic justice.

© David Lago González, 2008.

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viernes, 19 de septiembre de 2008

Tirofijo y el exterminio (Crimen contra la Humanidad)

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Desde hace días vengo observando los reclamos que Tirofijo deja por doquier para que accedamos a posts puntuales de su blog. Finalmente entré. Haciendo a un lado algunos giros violentos del lenguaje o epítetos o consideraciones muy particulares suyas que no me interesan lo más mínimo tratar, su planteamiento, si bien incendiario, no es inadmisible ni totalmente absurdo. En alguna parte de este soliloquio bloguero (yo no hablo para nadie: me comunico con una pantalla, que puede ser una pared o una persona, pero todo lo demás es magia), recordé aquella añeja obsesión de El Marido de Todas de convertir La Siguaraya en arena (aunque sea arena fina y mar desnudo) antes de que llegaran los americanos. Lo de “llegar los americanos” no se acaba de entender bien porque nuestro Marido se peleó a muerte con ellos pero resulta que no puede vivir sin ellos, y son ellos (¿ellos va con e mayúscula?) los únicos que pueden salvar a La Sigua de su destino de arena desnuda y mar descalzo y lleno de ñáñaras. ¿Entiende algo la respetable empleomanía? De ahí que no sea tan desacertado —simplemente como tema de conversación, burla o espanto— volver sobre el punto 2 de su post sobre El Exterminio, y estar de acuerdo con Tirofijo y esa especie de drapeado chiapeño o chiapense que cubre el rostro que se supone habrá debajo, en que a nuestro Maridito le importamos un comino (y utilizo el plural, si me lo permitís, variada fauna y flora, porque, cojones, mira que hace años que salí de aquella puta isla de mierda —de la que incluso ya había salido espiritualmente mucho antes— y todavía sigo allá) y no aparece una UNO (uso las siglas en inglés para que tenga sentido con lo demás) ni una DOS ni una TRES ni de pronto desciende la Santísima Trinidad sobre nuestro super-mega-guai-fashion juez Garzón que le aplique al Desgraciao Ése del Marido de Todas ese PUNTO NÚMERO DOS que indica Tirofijo y que le viene tan bien.

¡Ay, qué penita, Señor!  El mundo tiene que acabarse.

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© David Lago González, 2008.

MANIOBRAS ENTRE CICLONES, de Orlando Fondevila

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NOTA DEL BLOGGER:    Por cortesía de Orlando Fondevila, reproduzco este artículo suyo sobre los muros del internado (Strawberry Fields).  Como comentario agregaría simplemente un recorrido refrán español: "LAS COSAS, CLARAS, y el chocolate, espeso".

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No hay dudas de que Cuba enfrenta, tras el paso de los ciclones Gustav y Ike por su territorio, una verdadera situación de emergencia. Debiéramos decir, mejor, una situación agravada de emergencia. Porque para el pueblo cubano ha sido una constante en las últimas décadas, con sus altas y sus bajas, vivir en emergencia. Lo que ocurre con el azote de estos recientes huracanes es parecido a lo que puede ocurrir a una persona ante una enfermedad. Si la enfermedad llega a un organismo fuerte, bien alimentado, con sus resistencias naturales intactas, pues entonces el organismo se defenderá mejor y podrá sanar más rápidamente. Si por el contrario, la enfermedad ataca a un organismo ya deteriorado, cargado de otros múltiples achaques, entonces la recuperación de la salud será mucho más difícil. Incluso el desenlace pudiera ser fatal. Cualquier médico sabe que tiene que hacer una valoración integral del paciente y no sólo valorar el nuevo padecimiento.

No se trata entonces de una obcecación anti-castrista, o de una perversión política cuando culpamos a la tiranía de la tragedia que está viviendo nuestro pueblo. Estos ciclones nos han castigado, pero no son de ninguna manera los más graves que nos hayan azotado. El problema, el gran problema es que se han encontrado con un país maltrecho por el pernicioso huracán político, social y económico que nos viene asolando con contumacia desde hace cinco décadas. De ahí el daño mayor. Por eso, aunque estamos conmocionados con la evidente tragedia humanitaria a que está abocado nuestro pueblo, no podemos confundirnos. Sí, es urgente que hagamos llegar toda la ayuda de emergencia que demanda la situación. Pero no podemos confundirnos, cualquier ayuda sólo será paliativa, sólo aliviará transitoria y superficialmente las penurias sobrevenidas. El diagnóstico de la enfermedad de Cuba va mucho más allá que la furia de unos vientos ocasionales. La etiología es mucho más compleja y profunda. Por suerte bien conocida. Como conocido es el único medicamento aplicable: la libertad y la democracia. Medicamento ausente por cincuenta años en el stock de la Isla.

No podemos confundirnos. Enviar cartas al presidente de Estados Unidos puede ser algo loable motivado por la desesperación, pero equivoca el destinatario. Ni Estados Unidos es el culpable del desastre cubano, ni es el principal responsable (aunque sí un importante actor) de su solución. Creer lo contrario, aún cuando sea con matices, aún cuando no sea esa la intención, es una manera de dar crédito a las tesis del régimen, quien sí es el verdadero causante del drama. Los millones de cubanos que vivimos en el exterior (consecuencia igualmente del huracán castrista) estamos lógicamente preocupados y queremos ayudar y que se ayude a los millones que residen en la Isla esclava. Claro que sí. Tenemos que ayudar y tenemos que impulsar la ayuda internacional. Pero tenemos un problema. El régimen castrista --no descubro nada-- es inescrupuloso, manipulador y despiadado. Para nada le importa la miseria de los cubanos. Y si les importa es sólo al modo en que les importaba a los amos que los esclavos no se les murieran. El régimen lo que busca es manipular la añadida desgracia de sus víctimas con el fin de alcanzar sus objetivos políticos. Su obsesión de deshacerse del embargo, que, además de un asunto de pura propaganda, de lograrlo sería su tabla de salvación. Créditos y turistas norteamericanos, a cambio de nada. ¿Es que alguien, a estas alturas del juego, cree de verdad que el levantamiento o la suspensión del embargo va a contribuir a la solución de la catástrofe nacional? ¿En serio?

Lo cierto es que la tiranía maniobra políticamente con la desgracia de los cubanos, y moviliza a todos sus amigos y oportunistas en los Estados Unidos para conseguir sus fines. Grotesco chantaje emocional para los no avisados. Y lo mismo hace ahora mismo al aceptar, siempre a partir de sus condiciones, el cacareado diálogo político con la Unión Europea. El régimen quiere que los huracanes Gustav y Ike le sirvan de justificación y de carta de supervivencia. Digamos No al régimen. Digamos Sí a los cubanos. Ayudémosles en su infortunio. Mas no descuidemos la lucha por la verdadera solución.

© Orlando Fondevila, 2008.

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Las fotos me llegaron por internet y desconozco su autoría.  El lugar es Sora, antes y después de Ike.

jueves, 18 de septiembre de 2008

MOLESKINE (3)

 

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Después de un encontronazo fortuito e inoportuno con la mediocridad, a la que, por más encerrado que uno esté en su casa, siempre se está expuesto, bajé de prisa porque me iban a cerrar el kiosco de prensa y me iba a quedar sin mi cupón para la impresora-fotocopiadora-scanner y sin el CD del curso de Microsoft, y hasta sin el país y sin el mundo. O sea, casi un desastre interplanetario, una estrella de otra galaxia que estalla en el infinito y aquí sólo se aprecia una ridícula fosforescencia romántica que rasga el manto de la noche. Cuán pequeños somos, cuán poca cosa, y hay que ver lo que nos creemos.

Al regresar se levantó una agradable brisa que movía tenuemente los badajos de las campanas más pequeñas de San Cipriano, y era tan suave el sonido que parecía que la brisa fueran los brazos de un ángel. Era una melodía dulce que, al ir llegando a mi balcón, se entretejía con los distintos tonos de los sonajeros de cerámica y metales, creando una “pequeña serenata diurna” que me reconcilió nuevamente con el fulgor inigualable de la existencia.

© David Lago González, 2008.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Signs, signs, everywhere is signs---SALCEDO DIARIO

 

Levanten las restricciones a la ayuda humanitaria (última versión)

Update #7. Nuestra carta ha recabado más de 400 firmas y nos disponemos a hacerlas llegar formalmente a los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos, al congreso americano y al parlamento cubano, a partir de las 12 del día. No es un número impresionante, pero la diversidad del grupo dice algo sobre nosotros: todavía conservamos, en alguna medida, la flexibilidad necesaria para la convivencia, algo que yo mismo, confieso, he puesto en duda varias veces.


La carta ha sido firmada por cubanos de todas las generaciones del exilio. Recién llegados e históricos, ex-presos políticos y gente sin un rasguño, microbiólogos y músicos, izquierdistas, derechistas, gente pro-embargo y anti-embargo, ensayistas, filósofos, cajeros, editores, fotógrafos, empresarios, exiliados, quedaditos, gente que visita Cuba y otros que no la hemos visto desde el día en que salimos. También cubanos de adentro y amigos de otros países cuya solidaridad se aprecia de manera muy especial.


Antes, durante y después de conocerse nuestra campaña, han aparecido otras iniciativas con fines muy similares y parcialmente coincidentes. Quiero aclarar que no me opongo a ninguna de ellas, que en la magnitud del desastre que es Cuba en estos momentos, hay espacio para todas y todas son necesarias. Quien vea esta situación como una competencia por captar los recursos y administrar la caridad, ya camina en el infierno.


Lo que hemos defendido desde el primer momento es la posibilidad y el derecho de los cubanos en el exterior a asistir directamente a nuestros familiares, amigos y compatriotas en la isla, y el derecho de ellos a recibir nuestra ayuda, al menos en el contexto de esta crisis humanitaria. Una transferencia que no precisa de administradores ni trámites onerosos y que se entrega de hijo a padre, entre hermanos, tíos, sobrinos, primos, parientes, amistades, vecinos, colegas y amantes, o entre gente unida por lazos mucho menos previsibles.


No se trata de un énfasis puntilloso en el derecho, sino de un asunto práctico: la transferencia individual de recursos de los cubanos en el exterior es la principal fuente de ingresos de la población en la isla. Si hay algo que no debe limitarse, obstruirse o manipularse ahora, es la asistencia directa.


No le estamos pidiendo solamente a los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos que levanten las restricciones que cada parte pone a esta transferencia, les estamos pidiendo también que trabajen conjuntamente para facilitarla. Ello va a necesitar mucha buena voluntad de todos por igual, y neutralizar la crisis como tema electoral en la campaña presidencial de los Estados Unidos. La politización de esta crisis va a causar muertos reales.


Y ahora que hablo de política. Antes del mediodía de hoy (hora de Boston), informaré sobre nuestra gestión para obtener el apoyo conjunto de las campañas presidenciales de McCain y Obama. Sólo eso. Ahora me voy a dormir, con la esperanza de dormir.
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NOTA: Para firmar la petición, enviar datos a salcedomaspons@gmail.com o dejarlos en los comentarios. Necesito información completa con Nombre y Apellido(s), Ciudad, Estado o Provincia, y País de Residencia.
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viernes, 5 de septiembre de 2008

Las juntamentas

 

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Anteayer viajaba en un taxi —los taxis españoles son altamente perjudiciales por muchas razones, sobre todo si llevan la radio encendida— y dos comentaristas mujeres en no sé qué emisora hablaban sobre la premier de “Che, el argentino” (menos mal que dentro de la Gran Confusión Mundial —de aquí en lo adelante llamada GCM—, no le llamaron “Che, el Cubano”). Todas las opiniones y referencias que destilaban eran de una tergiversación, una manipulación y una superficialidad tal que cualquier otro no desgraciadamente nacido en La Ciguaraya (nunca he sabido si esa palabra es con “s” o con “c”, así que disculpas a la empleomanía) podría haber pensado que estaban hablando de Disneyworld o del sub-producto que puede ser “Warner Bros. – París". Hasta tal punto fue cargante el viaje que, además de los bandeos que daba el coche por un conductor tal vez poseído por el abominable espíritu de Fernando Alonso, el exponer mi oído a tan enojosos comentarios de marujas con ínfulas periodísticas, me produjeron mareos y tal vez el principio de una hipoglucemia que, al llegar a casa de Waldo, me hicieron sentarme y bajar la cabeza todo lo más posible que mi abultado vientre me permitía y esperar que pasara el malestar.   A Waldo ni siquiera le comenté de las posibles razones de éste porque, aunque él iba en el taxi, oye mal y creo que no se había enterado de nada, lo cual, a veces, es preferible.

Bueno, en los últimos días, Benicio aparece frecuentemente en nuestras vidas. Fragmentos de la película con su voz hablando con una dulzura que para nada recuerdo en el Che. Por suerte, no le oído asumir el típico acento cubano occidental generalizado e internacionalizado que convierte un “hasta luego” en un “a’ta ‘o’uevo”, pero no descarto que lo utilice en la película. Yo, personalmente, rememorando los discursos, tampoco recuerdo que el tío este de Córdoba o Rosario, tuviera un acento argentino sumamente marcado, quizás porque no era porteño (suerte para él porque, si no, lo odiaría aún más). Creo que en Cuba no se exhibirá la peli porque no están de acuerdo con la imagen que dan de Fifo, misterio que juro por mí que me caiga fulminado por un rayo en este preciso instante, que nunca intentaré descubrir. Algo bueno les tiene que pasar a los que se quedaron.

Sin duda, la película (a 40 años de la muerte del personaje-personaje), la invasión de las camisetas con su victoria siempre, la proliferación de los tenderetes de la extrema izquierda los domingos de Rastro en la Plaza de Tirso de Molina y la superioridad del prestigio del argentino sobre el de Fifo (única cosa de la que me alegro porque El Otro no imaginaba el inmenso favor que le hacía al no permitirle volver a Cuba y abandonarlo en la altiplanicie boliviana, tiro culatero al fin y al cabo), es una consecuencia más de la caída del Muro de Berlín, el derrumbe (inicialmente total y posteriormente parcial) del comunismo, la descomposición de la Unión Soviética, y el Nuevo Orden Mundial, que ahora Vladimir Putin trata de reconducir a través de viejas glorias imperiales, todo lo cual, además de otras muchas cosas pero todas entre ellas vinculadas, forman la GCM (ver más arriba).  Y todavía lo que falta: lo inimaginable.

Hollywood, y el cine norteamericano en general (¿o todo es Hollywood?), no se llevan nada bien con la adaptación de novelas, textos y situaciones que no sean intrínsecamente norteamericanos. Yo creo que es un problema de incapacidad natural suya, y no de ignorancia o menosprecio hacia otras culturas como siempre se les quiere achacar en ese afán de concederles la supremacía de la imbecilidad. En realidad, este desencuadre en la comprensión y proyección de otras actitudes nacionales no es exclusivo del cine norteamericano. Por ejemplo, Andrezj Wajda en su espléndida “Paisaje después de la batalla” caricaturiza también la llegada de las fuerzas aliadas norteamericanas a los campos de concentración nazis, lo cual merma ligeramente la calidad de la película. Verdaderamente encomiable es el caso de los soviéticos sobre la puntillosidad y exquisito cuidado que ponían en los más pequeños detalles de las versiones cinematográficas literarias. Todo esto lo saco a colación porque acabo de ver en El País, un fotograma de la película de marras (de marras ¿o de mierda?) en que Camilo Cienfuegos y el Che fuman sendos habanos en la supuesta Sierra Maestra, y más, mucho más que el descanso del guerrero, o los guerreros, la foto en sí parece una promoción más de Cohibas, Montecristis o como quiera que se llamen todos esos tabacos que mi padre, David Lago de la Fuente, personaje nada importante, antiguo aldeano miserable gallego y gran fumador de puros (vine a verle fumar cigarrillos después de La Revolución), valiéndose de la cuota que tocaba por él y por mí que creo que era de dos puritos pendejos cada quince días, troceaba aquel objeto de placer según muchos, lo mezclaba con otras hojas de tabaco que le traían del campo, y volvía a liarlos, para después reunir los “cabos” en una latica de leche condensada y reutilizarlos en la fabricación del próximo puro. Era la espiral infinita de la peste a cabo.  Por ese recuerdo suyo NO permito que en mi casa nadie fume un puro cubano.

Pero me alejo de mi padre, al que nadie hará una película, y vuelvo al cine. Hollywood, incluso Sodenbergh, edulcora. Hollywood es la gran responsable de que una obra maestra como “Dr. Zhivago” haya terminado convertida en el Tema de Lara, y ni tan buenos actores como Omar Shariff y Julie Christie la salven. Hollywood, incluso Schnabel, edulcora y adultera. “Before Night falls”, basada en la caprichosa realidad de Reinaldo Arenas (los reclutas haciendo cola en casa de la tía para singárselo, la desbordada oscuridad de los baños públicos de los carnavales y unos cuantos etcéteras que sepamos o podamos adivinar los que vivimos aquellos años), sólo está salvada por la actuación de Javier Bardem de convertirse en la segunda película más mala que he visto en toda mi vida (la primera es la de Andy García).

De modo que yo me pregunto, esperanzado tal vez estúpidamente, infantilmente, como una muchachita de falda corta que sueña con su primer amor, no que Sodenbergh mate otra vez al Che —no, no caerá esa breva, compañeros—, pero sí al menos de que el ingrediente hollywoodense surta el efecto contrario al del aumento (ya de por sí irracional) de popularidad del revolucionario fantasma. ¿O se convertirá el amigo Jacobo Machover, con la traducción de su libro sobre “le personagge”, en el superhéroe capaz de hacernos olvidar parte de la pesadilla?

To be continued...

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(Madrid, 5 de septiembre de 2008)

© David Lago González 2008.

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miércoles, 3 de septiembre de 2008

MOLESKINE (2)

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Moleskine

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Lunes, primer día de la semana laboral. Pero yo no trabajo: desde hace años lo “dejé”, gracias a los resultados en La Bolsa (o en Mi Bolsa): “suerte” que tenemos algunos...

La temperatura en mi PC marca 16º y son las 8 de la mañana. Tener este friecillo matinal en el seco clima de Madrid es una bendición. Otra es la hora temprana. Ya está amaneciendo un poco más tarde, creo que sobre las 7. Yo duermo con las dos contraventanas del balcón abiertas de par en par y cuando más, me tapo solamente con una sábana, incluso a veces es una sábana vieja de la época en que llegamos y vecinos y amigos de amigos nos regalaron cosas que ya no querían. Me gusta despertarme al sonido de los móviles (sonajeros, no sé qué otro nombre puedan tener) que cuelgan de los hierros de la balconada, hierros originales del siglo XVII. Levantarme tarde me pone de mal humor: cuánto tiempo pierdo en brazos de otro hombre que no soy yo.

Como mi grado de dispersión es cada vez más acusado, galopante y pericoloso, pongo en práctica inmediata el ardid de levantarme como si fuera una hormiguita atómica: lavarme la boca, las abluciones propias de mi sexo, vestirme, el zumo correspondiente, la ingesta de numerosas pastillas en las que no me detengo a pensar porque tengo rechazo psíquico a tragarlas, todo eso corriendo corriendo volando, sin darme tiempo al desliz mental, cojo el mp3 o la máquina de fotos o las dos cosas, y bajo sin pisar los escalones.

Ya en la calle, me encamino a Wooster a desayunar. Mientras me tomo mi café con leche y dos (María) magdalenas que hacen riquísimas, allí mismo, leo el periódico. Prefiero la terraza, claro está, pero en Madrid hay que luchar contra dos cosas: los molestos fumadores y el olor a orín que despiden las paredes. No riegan, ni los vecinos ni el alcalde. Se está produciendo una especie de regresión a los tiempos medievales en que todavía no nos habían invadido los moros y el grito de “¡Agua va!” convertía esta ciudad en un chiquero impresionante. Por eso procuro las últimas o las primeras mesas de la terraza, porque quedar apresado entre el humo de los ducados y la peste a meao es algo siniestro, una suerte de empezar mal el día.

Entonces me pongo a leer, decía. Comprar el periódico depende de las fluctuaciones de la (mía) bolsa (pequeña). Y escojo El País. En estos tiempos de radicalismos y fáciles fundamentalismos (que por lo general parten de los que más tienen que ocultar o que disfrazar, aunque sea un “ligero” pecadillo juvenil, una fugaz colaboración con el gobierno de Vichy), desplegar ante ojos cubanos soñadores y nostálgicos la primera plana de ese periódico es ser considerado, en el mejor de los casos, como algo irremediable. “Por ahí pa’llá”, rojo naturalmente, rosado, comunista y, por supuesto, bicho raro. “¿Cómo puedes leer eso?” me preguntan, como si me estuviera llevando a la boca una cucaracha frita pero aún no estuviéramos en China. Espera a que todos estemos bajo la amenaza amarilla y ya no me preguntarás nada.

Bien. Hace ya muchos años contesté esa pregunta. Allá por los 80. Era un amigo de mi entonces pareja. Yo fui “testando”, como dicen los brasileiros, los periódicos y me quedé con El País por un asunto de léxico, o de tono. El ABC por entonces era pura sangre azul y la mía, que posiblemente ya había comenzado a pudrirse, era roja. Aún es roja. Con el paso del tiempo, el ABC, por ejemplo, ha variado muchísimo. He probado con El Mundo, pero me parece un diario tan (disfrazado de serio) amarillista que leer un titular de ese periódico da la impresión de que, cualquier cosa que sea, va a suceder de inmediato, o que incluso ya ha sucedido y uno llega tarde a la noticia. Así que volví a El País, a pesar de Mauricio Vicent. Total, me encuentro con cientos de personas semejantes a cada paso y sin necesidad de abrir ningún periódico. Lo siento por Fondevila, que ya me dijo que me iba a desheredar y no me van a dar el aprobado en el examen de pureza patriótica, pero qué se le va a hacer: todos no podemos ser mártires y al mismo tiempo beatos, como le pasa al pobre muerto de Arenas. Y yo lo tengo claro: no aspiro ni al escudo ni al altar.

Modestia, humildad: en verano la terraza y en invierno el salón. En Wooster siempre, naturalmente.

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(Madrid, 2 de septiembre de 2008)

© David Lago González, 2008.

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lunes, 1 de septiembre de 2008

GORKI habla y canta

 

Más sencillo y directo, imposible.

Fuck off the intellectual politicians!

Fuck off the political intellectual profesional crap!

We're back to the sixties:  THANKS GORKI!!!!!!!

 

http://www.youtube.com/watch?v=0sXb1Qsl0Tk&NR=1


http://www.youtube.com/watch?v=yjOij52ntF4