Esta mañana en el diario El Mundo he visto una foto de la señora del "abortado" presidente de Honduras y he sabido que la misma había pedido asilo político (o simplemente refugio, no sé) en la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa. Había salido del recinto para manifestarse a favor de la vuelta de su marido. Y he pensado, es que ahora el Imperio horrible y horrorizado se va a convertir en la nueva casa de acogida de esposas de populistas vía-"Socialismo del siglo XXI", guardaespaldas que ni siquiera guardan el honor de haber cubierto espalda alguna, nueras, escritores bufones del poder, premiados por los enemigos del imperio, miserables, soberbios que llegan dando clases de democracias y libertad, militares asesinos, mandatarios corruptos, émulos de lo peor que se ha visto en el mundo, y el Imperio, con su grande y falso corazón, casi se puede decir que acoge mejor a toda esta miasma que al hombre simple que huye (y esto forma parte del Stablishment porque esa vida está hecha para el que un día fuera ganador, y nunca para un perdedor.)
Pero pensando esto (yo pienso mucha bobería), recordé que a principios de los años 80, después de El Mariel, conocí en casa de un amigo en La Habana a una linda muchacha guatemalteca o salvadoreña. La chica había tenía un hijo con no sé quién. De por sí muy sensual, la maternidad le aportaba aún más encanto; y ella poseía todas las artes del meretrismo cuasi-intelectual de salón. Mi amigo me la definió después como "una calienta-huevos", que en España vendría a ser algo así como una "calienta-braguetas".
Departiendo allí los tres --y la inocente criatura que hacía no mucho había llegado no al mundo, pero sí a Cuba, que es otro mundo--, supe que su padre guerrillero había sido muerto en combate o vilmente asesinado, da lo mismo, y que su madre residía en Estados Unidos como refugiada política. Esto último me descolocó un poco porque pensé cómo puede una aguerrida y justa luchadora marxista refugiarse justamente en la negación de todo lo que cree. Y entonces su hija me aclaró que viviendo en Estados Unidos tenía más reconocimientos y ayudas económicas de las que pudiera tener en cualquier otro país.
¿Se necesita decir algo más?
(C) 2009 David Lago González
1 comentario:
David, estoy leyendo con calma tus post.
Tus poemas me gustan y tu prosa es genial. My personal, incisiva y sincera, como todo tú, por tu autenticidad para defender tus principios y modo de ver la vida.
Un abrazo, Esperanza
Publicar un comentario