martes, 22 de julio de 2008

Quotes to remember : QUETA PANDO

De tanto hablar en sentido figurado, un día no nos vamos a dar cuenta de que hablamos de nosotros mismos.

(Camagüey, 1970yalgo)

viernes, 18 de julio de 2008

PRECARIEDAD






No suelo comentar noticias inmediatas, a no ser que las someta a una vuelta de tuerca poco convencional o que las asocie con anécdotas y cavilaciones paralelas o tal vez cosas que en parte sólo entiendo yo y algún que otro iluminado. Pero hoy me refiero a un corto texto de Yoani Sánchez publicado en la Revista de Verano del diario español “El País” bajo el nombre de “bitácora habanera” y a su vez en una página que en su parte superior derecha reza “danza / literatura” sombreado en amarillo. Como se le ha publicitado mucho siempre bajo la sombra de la política, al leerlo pensé que, más que política, era literatura, y entonces reparé en la página que ocupaba y me congratulé del acierto del editor. El tema que trata es el de la homosexualidad permitida y la no permitida (específicamente, la frustrada marcha del día del orgullo gay en Cuba). Conocedor de que se anunciaba ya un rincón en este otro país mío para la generación ye de aquel país mío donde nací físicamente, y conocedor también de que para tratar este tema se había barajado la posibilidad de otros dos nombres, pensé que con esta sensata y a la vez aguda exposición de los hechos y de algunas conjeturas y especulaciones, el periódico había matado dos pájaros de un tiro. Además de los calificativos usados, me alegró extraordinariamente la claridad, la nitidez y la ausencia de sobrante verborrea intelectual que hacen que estas pocas palabras de Yoani Sánchez, apenas una cuarta parte de la hoja del periódico, vayan directas a las entendedoras de personas tan vulgares y elementales como yo. Me congratula verdaderamente que no sea el batiburrillo miedoso y “embarajante” de Reina María de las Azoteas. Yo recelo mucho, y, como una mosca, huelo a varios kilómetros la dulzura empalagosa de las mermeladas, lo que me hace desconfiar de todo (cómo es que fulanito pudo convertirse en escritor mundialmente famoso sin que le cortaran la mano al manuscrito y medio que sacó a través de unos extranjeros; cómo la gente va y viene y no, no pasa nada; como a otros sí les pasa; en fin, cómo fue que yo fui a comprar pan y me dieron una barra envenenada mientras que tú, que hiciste lo mismo, te dieron por ello un viaje a la luna; en fin, en fin...), pero eso será un problema genético mío o una consecuencia más de la Revolución y como no es delito de sangre pues no pasa nada y no hay culpables. Mas he aquí que en el texto de la Sra. Sánchez encuentro estas palabras: “La acción (se refiere a la marcha frustrada) procuraba que los responsables de las represiones homofóbicas de los primeros 30 ¿o 40? años de la Revolución, pidieran disculpas a sus víctimas.” Lo que me recuerda que en muy cercanos días anteriores El País también publicó una entrevista a Ileana de la Guardia, hija de un señor que también hizo la Revolución junto a Fidel Castro pero posiblemente él y unos cuantos más creyeron de forma ilusa que eran más inteligentes que la Revolución y la Revolución los mató y les cortó la lengua porque la Revolución es Fidel y no, no puede existir nadie más inteligente que Fidel, que es la Revolución, aun cuando ya no se le vea tanto: en resumidas cuentas, la Revolución tampoco se ve hasta que te mata de verdad o hasta que te das cuenta que ya te has muerto y tienes que seguir viviendo el resto de tu vida como muerto (un montón de gente como ejemplo). Esto contradice un poco lo que pretende la Sra. De la Guardia-Masetti, que ya nadie haga daño a nadie, que no se cometan venganzas, y que su tío o su papá o no sé quién sean respetados y a los que han sido malos se les olvide y a los que han sido buenos (y me estoy refiriendo al pueblo de a pie, a los verdaderos sufridores) se les diga que serán más buenos si se olvidan de los malos. En mi modesta opinión, creo que eso no lo puede controlar nadie. Y lo que vaya a pasar, pasará. Tan simple como la canción. Por demás, la venganza es más un deseo enrabietado que algo concreto. Ojalá hubiera justicia, y justicias y justicias, pero me temo que las mesas de la verdad se van a quedar sin platos ni manteles ni servilletas ni cubiertos, sin comida y sin comensales.

Y para despedirme de mi público, sólo un detalle ínfimo, una bagatela en la que no repara nadie, una perversión de la corrección política. He leído varias veces el verbo "tolerar", sus sustantivos y sus adjetivos. Como homosexual, les aseguro que no existe nada más humillante en el mundo que ser tolerado. Y si no, preguntádselo a las moscas.


©2008, David Lago González

lunes, 14 de julio de 2008

FORO ATLÁNTICO, Madrid (6) (and... in the end)

Las gusanas




a Blanca Mayo,
a Emilia Espinosa,
a Agustina González-Fagundo



Las tres de la tarde es una hora crucial en la isla de Cuba.
Por aquel entonces se comía una sola vez al día,
y el resto se pasaba con “boberías”.
Pero, ¡ah! Las tres de la tarde...
Las tres de la tarde, atentos y aburridos oídos de estas historias...
eso era otra cosa.
Porque además de la ancestral solemnidad del buchito de café,
que se toma en tazas pequeñas, caliente, amargo, de sorbito en sorbito,
de comentario en comentario, de recuerdo en recuerdo...,
era también la hora de nuestra pequeña venganza.
Blanca, Emilia y Agustina compartían barrio desde el 47,
con calle de tierra, fosa séptica y gangsters en las lejanas ruletas de Sans Souci.
¡Qué exotismo entonces las fotos de Jessie Fernández!
Ellas habían saltado del campo al pueblo y del pueblo a la ciudad,
y ahora saltaban de una acera a la otra,
convocadas por la complicidad de la nariz y la lengua.
Los años las habían hecho mucho más que amigas: eran compañeras,
mudas observantes de la miseria que iba apoderándose de cuerpo y alma,
tristes comentadoras de la desilusión.
Un día en casa de una; otro en casa de la otra;
una tarde repetía la primera o se saltaba a la tercera.
No había mucho orden. Nunca ha habido mucho orden en Cuba,
ni siquiera a la hora crucial de las tres de la tarde.
No se repartían “pastas”: ni eran tan finas, ni tampoco existían.
Pero el estraperlo negro del cafeto no faltaba.
Blanca bordaba casi ciega. Emilia rezaba.
Agustina cosía como una loca
y decía que aunque tuviera que meterse a puta
nunca dejaría de tomarse el café de las tres ni de compartir eso,
la desilusión que las hundía y el “gusaneo”, con sus amigas del alma.
Así lo hicieron, ¡qué exotismo entonces las fotos que nunca se hicieron!
Se llamaban a la puerta: “oye, vamos, que hoy le toca
a Blanca...
a Emilia...
a Agustina...”

No eran malas personas, pero no creían en nada de lo que estaba pasando.
Una de ellas... era mi madre.


(Madrid, 25 de noviembre de 2000)
©2000, David Lago González
(de “Tributos”)

domingo, 13 de julio de 2008

Mi madre (Mo's quotes)

"¡Como no bajes la música, te voy a matar con una merluza soviética!"

viernes, 11 de julio de 2008

FORO ATLÁNTICO, Madrid (5)

COSAS QUE DIJE, COSAS QUE NO DIJE y COSAS QUE HUBIERA QUERIDO DECIR.



(COSAS QUE DIJE)



Yo nací en Cuba en el año 50. Con los años de insurrección fidelista (desde el 53) + los del comunismo (hasta el 82 cuando salí de allí) + los del post-comunismo (hasta este mismo instante en que estoy hablando), he vivido toda mi vida “en revolución”, 58 años, y aunque lleve la mitad en España el daño está hecho y no lo arregla nadie, ni aunque Fidel se muere mil veces y Raúl alcance el Vaticano. Por eso me refiero solamente al comunismo como escenario vital. Política y socialmente, pertenezco a una clase creada por Fidel bajo el nombre de GUSANOS. Esta clase es muy numerosa --muchas veces nos preguntábamos cómo era posible que la Revolución existiera habiendo tantos gusanos--, pero a nadie le gusta mucho hablar de ella. Atacada por la oficialidad cubana más contundente, también es mal recibida por la intelectualidad (siempre oficial en Cuba y, por tanto, la única válida) y subvalorada cuando esa intelectualidad se recicla y se hace mundial, “civilizadamente” presentable. O sea, no la consideran “disidente”, ni patriótica, ni luchadora incansable por la libertad, etc. Sin embargo, conforma la mayor parte del pueblo cubano y (yo considero que) es la verdadera disidencia popular.

Aquí se ha hablado con más y con menos acierto. Ya que de colonias se trata, me parece que “los criollos” nunca fuimos ni nos consideramos a nosotros mismo como La Perla y no padecemos el Síndrome del Maine que padecen genéticamente los descendientes peninsulares de nuestros ancestros españoles.

El embargo norteamericano no debería levantarse --ésa no es la cuestión-- mientras que se sepa que de eso sólo se va a beneficiar el turismo extranjero (que, de hecho, nunca se ha enterado de ningún embargo) y la clase dominante cubana (de la misma manera que sucede con los dictadores africanos de países que reciben ayuda humanitaria)


(Vargas Llosa hizo “un llamamiento” a que las participaciones fueran comedidas o algo así, cosa que quería decir que yo había hablado mucho, e inútilmente como suelo hacer. La cara de Vargas Llosa puede ser muy dura e inexpresiva. Ni sombra queda del Varguitas de La Catedral ni del sobrino de su posterior primera esposa en “La tía Julia...”, con el que me sentía tan a gusto. Me habría gustado alguna vez contarle del salto (físico, real) que di en la cama, en el país mío de Camagüey, cuando descubrí el secreto de la trama de La Catedral, pero aprovechando que ambos participábamos en el primer homenaje a Gastón Baquero, yo me fui con mis libritos (de mierda) y cuando pude se los entregué (ESM: en sus manos), y él ni me miró siquiera, peor que Francisco Umbral cuando le servía chopsuey de ternera. Así que nunca le conté lo del salto y la sorpresa y mis gritos de "¡genial genial!" a los que acudieron, preocupadas, mi madre y algunas vecinas que tomaban el fresco en la calle. Pero en fin, él nunca será tan poeta como yo.)




(COSAS QUE PENSABA MIENTRAS HABLABA)

Todo esto lo estoy diciendo tan mal que es farragoso, casi ininteligible. Me sucede que cuando quiero hablar, se me acumula como una especie de ira que me hace llegar hasta el temblor, y temblar en público es ridículo.


Con lo de los “gusanos” quería decir que la lucha por los presos políticos me parece muy lógica, pero “disidir” no es solamente anotarse en una asociación no autorizada por el stablishment cubano. No sé si antes del 82, año en que me relacioné con el mundo de verdad (éste), los presos políticos eran tan importantes como lo son ahora, aun cuando el número (y, sobre todo, antes de 1980) era significativamente mayor. Pero desde muy temprano sí siempre se supo en los cien metros de nuestra vida cotidiana quiénes era los gusanos aun cuando perteneciéramos al CDR, lo cual no quería significar nada. Eran y éramos personas que actuábamos a cara descubierta, acatando mandatos, marchas (ya antes de la invasión de Girón marchaba en un batallón de mi cuadro bajo el murmullo gusaneril de “un, dos, tres, cuatro: comiendo mierda y rompiendo zapatos”), desbroces de la mala hierba los domingos, guardias infinitas del comité; por otro lado, el duro, durísimo y vulgar mundo de las colas. Éramos como los judíos del ghetto de Varsovia, otro ghetto y otra Varsovia, llevando brazaletes invisibles, mirando azorados, resignados o alterados aquella sandía que se nos resistía a ser nuestra. Muchas veces he dicho que la diferencia entre las distintas oleadas migratorias cubanas está simbolizada por una jaba: esa jaba contiene la barbarie de la elementalidad. La década anterior partió y muchas veces olvida que alguna vez tuvo una jaba entre sus manos. Los que salieron en el año 59 o 60 no pueden acordarse porque simplemente no pueden recordar lo que todavía no había comenzado a existir.


Los gusanos no eran tan elementales ni primarios como para no ser tomados en cuenta. Eran la infantería de los que los cincuenta o los cien que ahora están en las cárceles, o tal vez ni eso, no por culpa de los gusanos en sí, sino porque tal vez las madres y abuelas de los ahora encarcelados eran personas “integradas”. La “integración” es el nivel más bajo de la colaboración con el stablishment. Pero (mira tú por dónde... por dónde no se vea a nadie que nos esté escuchando...) resulta que hoy sus hijos “luchan” por la libertad de Cuba. Pero los gusanos tenían un pequeño coraje a flor de piel cuando se decía aquello de “gusano sí, y a mucha honra”.

Pero para o por los gusanos no se crean congresos. El miedo y el valor de estos miles de personas no sirve de nada. Lisette Bustamante no llora por ellos ante las cámaras de la CNN. Estas mujeres que parecen de la Liga Católica mirarían con un desprecio criminal si mi madre estuviera aquí y, ácida e inteligente como siempre fue, dijera: “los cubanos, m’jita, que los compre quien no los conozca...” y eso que era blanca, blanquísima, hasta sefardita de tan pura. Cómo mirarían, pues, a la madre de Zoé Valdés.

Y bien, ya me he ido, no por los cerros de Úbeda sino por los Pirineos y los Alpes (a los Andes que se vaya Amaury Pérez) y lo último que había dicho era eso de los “dictadores africanos de países que reciben ayuda humanitaria” y quería poner un ejemplo ilustrativo de adónde van a parar esas ayudas cuando se levantan los embargos o cuando alguien dice que los embargos no funcionan y se deben eliminar para que todo llegue al pueblo, al pueblo llano, que en Cuba son millones de gusanos, sub-especie que no tiene derecho a vivir. Pero, resulta que a mi lado estaba Felita Menocal y seguir hablando implicaba decir que a nosotros no nos importó para nada los “patriotas” de la invasión de Bahía de Cochinos (para mi generación fueron simplemente “los mercenarios de Playa Girón”), lo cual podía causarle un ICTUS o terminar yo siendo víctima de sus justificadas agresiones. Estas son las





(COSAS QUE NO DIJE.)


Y lo ilustro con un ejemplo de algo que recién me ha sucedido ahora por la mañana, de lo cual me enteré por casualidad y quiero señalar el tiempo real que ha transcurrido desde eso (más de 40 años).

Hay muchas cosas que se miran y se miden de muy diferente forma estando fuera o dentro de Cuba. Entre unos amigos, yo me refería a que para mi generación los invasores (y todavía utilizo el término oficial cubano) de Playa Girón sólo habían sido importantes porque al final de aquel proceso los cambiaron por medicamentos, y los hippies de entonces nos beneficiamos de los anfetaminas norteamericanas (dexedrina compuesta) que venían en forma de corazón y de color verde, por lo que popularmente se les llamó “corazón contento”. En eso un amigo me interrumpió y me dijo “y de las compotas”. Y yo le dije: “¿Las compotas? Eso habría sido porque tu padre era comunista.” Efectivamente, su familia era una familia revolucionaria, y a ellos sí llegaron las compotas (y supongo que otras cosas) mientras que al pueblo llano NO. Eso es lo que se consigue con ayudar a los dictadores: cebarlos a ellos y a sus acólitos.


-----------------------o------------------------

Pero como no lo dije, hice un ridículo tremendo, pero a Felita no le dio el ictus. Y colorín colorao, este cuento se ha acabao y también el Foro Atlántico, así que, ahora, cada cual a sus miserias.

martes, 8 de julio de 2008

FORO ATLÁNTICO, Madrid (4) (retomando Foro Atlántico 1)


Luego nos fuimos Waldo, Orlando y yo en busca de un bar donde tomarnos unas cañas y terminamos en un agradable rincón libertario llamado "El Alambique".

Minutos después entró un grupo de chicos, que resultaron ser del colectivo "Sierra Maestra" al que me había enfrentado yo frente a la sede de Caixa Forum. Consultaron con el barman para irse al fondo, supongo que a liar con más intimidad sus porros. Evidentemente me reconocieron, y al poco rato nos dieron un pequeño y festivo acto de repudio (me persiguen como la Revolución, razón tenía Queta Pando cuando decía "por mucho que huyas de La Ciguaraya, ella siempre te atrapa") entonando un gran viva a Fidel, la revolución cubana y, además, al Che (así, especificado y señalizado). Yo tuve deseos de instruirle en el olvidado arte de los himnos revolucionarios cubanos, cantándoles aquél sobre la historia de La Revolución ("la sangre, que en Cuba se derramó, nunca la debemos olvidar..."), el himno de la campaña de alfabetización ("Estudio, trabajo, fusil, lápiz, cartilla, alfabetizar, alfabetizar: ¡venceremos!"), el primer y único slogan comercial de la era comunista ("Compre lo que se anuncia: el producto que se anuncia ayuda a Cuba" --el producto anunciado eran huevos de gallina, totalmente agotados a partir del Mariel del 80) y aquella hermosa canción que cantaban en suprema sintonía Ramón y Coralia Veloz ("Oye, tú que que dices que lo tuyo no es tan lindo... un Fidel que brilla en la montaña, un jazmín, cinco franjas y una estrella..."), pero la cordura de mis compañeros de caña y agravio me lo impidió. Estoy seguro que habríamos terminado abrazados: muchos de los últimos actos de repudio de mayo del 80 se disolvieron en sí mismos cuando el repudiado salía de su casa y se unía a la conga de los repudiantes: como todo era falso, terminaban bebiendo juntos (eso es Cuba siempre, una pachanga, y es en lo único que somos hermanos)

Verdaderamente lo que me producen estos chicos es una infinita tristeza. No es rabia ni se me ocurre en ningún momento contraponer un "¡Viva Franco!" a un "¡Viva Fidel!" o un "¡Viva el Che!" porque en cuanto a dictaduras y totalitarismos nunca se me ha ocurrido pensar que es válido el dicho de "un clavo saca otro". Mi rabia va más contra la vileza y la miseria humana, y el oportunismo de los que ejecutan las ideas. Pero repito, estos chicos, su acción contra nosotros, su fe teocrática y, por tanto, irracional, me dan tristeza. En El Alambique comenzó a sonar de fondo una conocida y ya vieja canción de Steve Miller Band: "some people call me the space cowboy..."
Estoy seguro que compartimos el gusto por esa canción, por esa música, incluso por otras mucho más actuales a pesar de los años que nos separan (al fin y al cabo, soy casi el único super-pop vivo de Camagüey --los demás fuimos Carlos Victoria y Carlos Alonso, Elio Poblador y yo); estoy seguro que compartimos otros muchos gustos y afinidades, literarios, artísticos, incluso políticos. Pero nos separa abismalmente un desfase de nuestras respectivas dimensiones.


Desgraciadamente, "tristemente" vuelvo a decir, ya me ha pasado antes muchas veces con amigos más cercanos en edad, y que han terminado volviendo a sus palacios de invierno. Los cubanos semejantes a ellos descolocamos demasiado la imaginería ideológica de sus fantasías juveniles, y esa razón aplastante con la que yo he tenido que cargar prácticamente desde el momento de contar con su uso (no he dicho "con su disfrute") es demasiado pesada, y produce totalmente lo contrario al efecto de una de esas ficticias cremas anti-edad de L'Ôreal.............pero, "yo lo valgo"

lunes, 7 de julio de 2008

FORO ATLÁNTICO, Madrid (3)


La FECU me da verdadero miedo. Las ponencias de Ernesto Gutiérrez Tamargo, su secretario general, son siempre muy amenas e instructivas. Pero hay algo en ellos, no sé, que me intimida seriamente. Me parecen como una secta, o algo masónico. Transpiran una seguridad tan exacerbada que más parecen eso, precisamente: agentes de la seguridad. Gente que tiene en sus manos el dominio de tu vida (de mi vida, que ya no vale ni siquiera un poco...) Y esa mujer, altíiiiisima, con ese "colpo di vento" años 70 eternamente impasible e igual encima de aquella cabeza, que es como una parte independiente de su cuerpo: su cuerpo, y la cabeza. Y el peinado. En la sesión de la tarde habló. Como ponente. Como comentarista paralela lo hizo profusamente en la mañana, junto con otra señora, gruesa, a las que tuve que mandar callar porque no respetaban el turno de una ponente. Me molesta tanto la falta de respeto... Mientras hablaba ella, un señor detrás de mí comentaba "...y ahora ésta, después de 50 años en España, se mete en política... no entiendo nada".

Yo tampoco, señor. Yo tampoco.

FORO ATLÁNTICO, Madrid (2)


Al bajar en el ascensor coincidí con el (ex) Director de Salud Pública cubana y una familia cubana con aspecto de "ancien regine" (dos hombres y dos mujeres). En el turno de comentarios del público ese ex-funcionario estatal se había identificado y había hablado sobre cómo se falseaban las estadísticas en Cuba sobre los "maravillosos" parámetros de la sanidad en la isla, fue muy elocuente. Fue el último que entró. La señora más joven le felicitó por lo que había contado y comenzó a relatar una anécdota que consideró asociada al tema de las estadísticas. Contó que ellos habían salido en el año 60, su padre había sido médico (o director, no recuerdo bien) de la Clínica Covadonga y que en una ocasión, estando ingresado aquí en Madrid, habían coincidido con un enfermero que les había dicho que se había graduado en medicina en Cuba, y en quince días. Yo no pude resistirme a objetar educadamente de que eso era imposible, a lo que ella me contestó que tenía las pruebas (una carta o algo así). Yo volví a insistir sobre la imposibilidad de tal posibilidad, añadiendo que las cosas podían funcionar muy mal pero no hasta ese extremo. Un señor de espaldas a mí, presumiblemente su esposo, quiso dar por zanjado el asunto, y dijo: "Bueno, si no fueron 15 días, sería un mes." "De cualquier forma, es imposible." La mujer me miró con una insolencia ofensiva. Así llegamos al primero, que en el edificio de Caixa Forum-Madrid es el principio de la salida, a la que hay que llegar bajando una escalera. Iban delante de mí, y dejó en el aire vibrando un "parece que habrá que irse de España también". Hice un comentario de pasado al antiguo director exilado, por el que recibí una indiferencia tan ofensiva como la mirada de la dama. Parece que hay algo en común entre los antiguos ricos y los nuevos ricos: gente así justifica que la Revolución haya existido.

FORO ATLÁNTICO, Madrid (1)

Hace días que no escribo en este blog. Tengo que colgar elucubraciones antiguas, seguir desarrollando el tema de las "taras pequeño-comunistas", pero estoy tan disperso. Dios, esta dispersión me mata. Ya llevo cada día peor lo de ser un outsider, un maverick, un alien, en todas partes del mundo. ¿La gente entiende cuando hablo? ¿O simplemente simula no entender? De cualquier forma, salvo contados amigos (por lo general, de siempre), todos ponen cara de poker. Sin embargo, sé que no estoy loco, quizás sólo un poco exaltado, como si estuviera colocado.

Cuando bajé del ascensor y salí a la calle, me fui hacia la veintena de chicos "anti-fascistas" que vociferaban frente a Caixa Forum llamándonos "mercenarios" (es la última paralabreja oficial cubana, ya utilizada un millón de veces antes). Y comencé a gritarles "¡Y además, maricón!" Entonces vinieron dos policías y me pidieron que no gritara, que lo que buscaban era la confrontación. Yo también, pensé.

La imagen del Che lucía bien sobre una bandera azul. El azul es mi color favorito.








Todas las fotos son copyright de José Armando Rodríguez.