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NOTA DEL BLOGGER: He decidido colgar el mensaje que envié al Sr. Moragas tras marcharme del ténte en pie del Día de la Hispanidad, festividad que felizmente yo no celebraba desde que estudiaba en Los Maristas de Camagüey en la década de los 50. Independientemente de la utilización que todo partido político hace de los hechos —y a cualquier hecho me refiero— con más o menos cobertura razonable, este agasajo quiso ser una sustitución de lo que no hace la embajada española en La Habana al no invitar ya a la disidencia interna a algún que otro cóctel diplomático. En esta ocasión en particular, esa antigua compañera de Raúl Rivero de la que él hablaba en su columna mundial y que iba a las recepciones para echar en el bolso cualquier cosa que encontrara sobre una bandeja, lo habría tenido verdaderamente difícil. MUCHO desatino he leído en los posts y comentarios —sobre todo en Penúltimos Días, que es el que más visito— sobre la gente que acudió y dio esa “fiestecita” para los inditos, pero no he leído absolutamente nada sobre el desfile del folclore de atrezzo en el que participó el populacho en su estilo más “enjundioso” con botellas de ron y zapatos de tacón en la mano (yo, debajo de mi colchita de otoño en el sofá, me tapaba la cabeza y pedía explicaciones a Colón de por qué nos había descubierto), ni tampoco han dicho nada sobre la otra fiesta a puerta cerrada, en Casa de América, donde coincidían (“¡Oh, casualidad!” como decía Carbonell en un sketch) Mirta Ibarra, Senel Paz, mi vecino Vladimir Cruz, Pichi el-chulo-que-castiga (Jorge Perugorría, en busca de financiación para su campaña “Salvemos Gibara”, después de que dejaran caer la casa de Guillermo Cabrera Infante para que la tarja del Premio Cervantes no encontrara más pared que el aire), supongo (digo “supongo”) yo que la plana de Encuentro (donde muchos de ustedes publican, mira tú qué coincidencia, otra vez Luis Carbonell) y, en fin, otras hierbas del traspatio. También me pregunto qué habrían dicho si, en vez del PP convocar a tal infausta muestra de que siguen sin entender nada, la embajada española hubiera invitado a Martha Beatriz Roque y a los 11,000 disidentes y periodistas independientes en La Habana a su “actividad” oficial. En fin, siempre se puede decir algo para ilustrar dichos como “palos porque bogas y palos porque no bogas”, “como quiera que te pongas, tienes que llorar” y “cuando no es Juana, es la hermana”. O lanzarnos a la calle con el cuchillo en la boca.
Y por eso le escribí a quien me había invitado. Nunca ha cruzado por esta cabecita mía de Camagüey de 1950 la más remota idea de afiliarme a partido ni asociación alguna, ya sea cubana (de allá o de acá o de acullá), española o finlandesa, porque me niego a cumplir con esa aberración que se llama “disciplina de partido” y porque, la purita verdad sea dicha, no creo en nadie. Y qué se puede hacer con el amor si es cosa de él...
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----- Mensaje original ----
De: David Lago-Gonzalez <david2305@yahoo.es>
Para: internacional <internacional@pp.es>
Enviado: domingo, 12 de octubre, 2008 18:48:50
Asunto: Re: Fiesta en honor a demócratas cubanos en el PP
Estimado Sr. Moragas.
Hace un rato estuve en el homenaje, reconocimiento o agasajo que el Partido Popular ha ofrecido a los cubanos e hispanocubanos con ocasión de la Fiesta de la Hispanidad. Tanto yo como un grupo de nosotros nos marchamos antes... y voy a hablar por mí solo, siempre he odiado el plural mayestático, lo utilice el comunismo o lo utilice un burgués, porque creo que es una ofensa a la inteligencia de la persona. Yo me he marchado avergonzado y francamente ofendido. Quise decírselo en persona, pero siempre estaba hablando con alguien, de modo que desistí y preferí enviar posteriormente un mensaje.
Llegué a España en el año 1982 para recuperar mi nacionalidad española, cosa que encontró numerosos obstáculos incluso desde el consulado español en La Habana, nada de lo cual es atribuible ni al PSOE ni al PP, que por entonces ni siquiera existía con esas siglas. En aquel tiempo era una persona sumamente cosmopolita, aunque viniera de Las Indias —y hasta de provincias—, y muy integrado a lo español por dos cosas: en Cuba nunca entré en conflicto con los españoles sino con los cubanos, y gracias a la enseñanza tácita de mi padre (gallego) al respecto imité lo que desde que nací había visto en mi familia: absoluto respeto y amor hacia las costumbres del país que acoge. Que es el mío, como también es el suyo. Pero resulta que nací allí y por tanto soy cubano de nacimiento y disfruto tanto de ser de un país como del otro porque aquél es un lugar de costumbres delicadas, armoniosas, entrañables, que han ido dando paso a la mediocridad y la vileza más ramplonas gracias a cincuenta años de revolución (mi vida entera).
Además escribo, sobre todo poesía. Además, no soy patriota ni voy a hacer el más mínimo esfuerzo por liberar a Cuba, ni me preocuparé porque en Cuba halla más intereses españoles o menos norteamericanos —esa guerra sigue siendo la de los peninsulares españoles, y me parece que ya hace mucho tiempo que dejó de serla para los norteamericanos, pero definitivamente no es la nuestra y, sobre todo, no es la mía—. Pero me alegraré mucho, enormemente, si estoy vivo, cuando Cuba pueda volver a comenzar a recomponerse humana, éticamente. En todo caso, la Patria significa sobre todo la comodidad de no ser consciente a cada momento de que se está en su país o en el de al lado. Es algo cotidiano, como lo es escribir para mí.
Doy por descontado que la intención suya como responsable de la sección internacional así como la del Partido Popular al convocar a los cubanos en España en su sede, ha estado movida por la mejor de las voluntades. Pero, por Dios, pregunto, no hay nadie en ese partido lo suficientemente sensible e inteligente —no digo “listo”— como para percatarse de que el Sr. Julio San Francisco, en primera) no es poeta, o si lo es, es vergonzante; en segunda) es lo menos representativo de ninguna comunidad cubana de más de tres personas; en tercera) sería penoso que pueda padecer algún desequilibrio, pero sí es un caso de ego exacerbado en el que solamente existe él. ¿Quién les asesora a ustedes en asuntos cubanos? Tópicos aparte, claro.
Quiero señalar una cosa. Mi libertad, mi sentido de la libertad, totalmente independiente —no, no soy periodista—, casi en franco desparpajo, no solamente lo debo al hecho de haber salido de Cuba cuando lo hice, sino también al de haberme mantenido allí dentro con una dignidad espartana (que fácilmente pudo haberme llevado a la cárcel, pero no sucedió así) y haber abandonado —para siempre— esa isla mucho más como solución ética que buscando la libertad. En esto no hay nada heroico. Con el paso del tiempo ese sentido de libertad se ha visto agigantado por el hecho de tener, gracias a Dios y a la vida, una enfermedad incurable, por lo que carezco de padecer cualquier otro interés que no sea esperar 24 horas más. Con esto quiero decir que pocos (cubanos) se atreverán a decirle todo esto porque, digamos que son más conservadores en las relaciones sociales, pero créame usted que la mayoría de nosotros se ha marchado de allí penosamente humillada.
Puede usted distribuir esta carta según estime, al Sr. San Francisco, al Sr. Rivero, al Sr. Payá (de paso decirle que tampoco queremos otro presidente Chávez que cante canciones y escriba himnos), a todo el mundo, pero, sobre todo, tomarla para sí mismos para que en otra ocasión no cometan el error de ofender sin saber que lo hacen.
Muchas gracias. Un saludo.
David Lago González
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3 comentarios:
Apretaste David, hay que darle candela al jarro hasta que suelte el fondo...
Besos
KuKa
Te aseguro que soy "light", sin azúcar y sin cafeína, pero tampoco tengo conservantes ni aditivos. Y, claro, sigo siendo lo "que no conviene". Unos hablan por detrás, en voz baja, o alta, da lo mismo, pero en petite committe, pero en público prima el silencio hasta ver cómo acomodan sus intereses.
Estoy más harto que nunca. Y el asco continúa creciendo.
Besos, KuKiTa.
Bueno, PORQUE NO LE GUSTO LA FIESTA(Y SE FUE ANTES DE TIEMPO)?
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