lunes, 2 de junio de 2008

TARAS PEQUEÑO-COMUNISTAS : INTROITO


Los que nacimos en Cuba en el año 1950, o en sus alrededores tanto por defecto como por exceso, crecimos en dos tipos de sociedades y recibimos dos tipos de educación: la judeo-cristiana y la marxista-leninista, la burguesa y la comunista. La segunda negaba la primera y nos hacía culpables de ser portadores de lo que dieron en llamar “taras pequeño-burguesas”. La primera ya nos hacía culpables involuntarios de una larga lista de responsabilidades que la segunda, de ninguna manera, abolió, sino que transformó y rebautizó a su antojo para convertirnos en infractores todavía más conscientes de su delito. Mucho escribieron los teóricos y hablaron los oradores comunistas sobre el primero de los males y sus consecuencias y desviaciones, y en particular la oficialidad cubana ha agotado profusamente el tema, generando un léxico particularísimo y convirtiendo el extenso repertorio en una especie de letanía amenazadora. Desde cierto punto de vista religioso, no hay diferencia. Pero en lo que no se ha abundado bastante es en las consecuencias de esa educación marxista-leninista y en los traumas y desviaciones heredadas de la etapa comunista cubana, en la, evidentemente, la particularidad de un liderazgo omnipresente, uni-personal y masivo al mismo tiempo, ha acentuado hasta cotas insospechables el mal padecido.

Por asociación e irreverencia, yo las llamo “taras pequeño-comunistas” y hoy comienzo a especular con ellas.



©2008, David Lago González

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