domingo, 27 de enero de 2008

LA RESACA DEL ABSURDO

Ahora ya comienza la segunda fase: pensar que toda la actividad que se ha hecho no tiene sentido. Sentir la seguridad de que nada tiene sentido. E incluso sentir vergüenza. Cada vez hay menos personas con las que me puedo comunicar, son como tres o cuatro; quizás un poco más, pero o estamos lejos o estamos muertos y otros ligeramente vivos. Es imposible con los demás. Además los cubanos tenemos el abominable defecto de estar continuamente bordeando (y también bordando) la gresca, y entonces ya no hay nada que hacer.

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